miércoles, 26 de febrero de 2014

La vida de un futbolista importa un carajo

                
Cuando jugaba en la sub 17 del Atlético Venezuela, en su primer año bajo ese nombre tras dejar de ser UNEFA, nos tocó un complicado grupo en la Liga de Asociación (También en la Inter-regional, pero no viene al caso): en el último partido de la fase de grupos tanto nosotros como nuestro rival necesitábamos sumar así fuese un punto para asegurar nuestro pase a la siguiente ronda, de lo contrario quedaríamos a merced de otros resultados.
                
Esa era la cuestión, tanto nosotros, como ellos, necesitábamos un punto. El empate nos clasificaba a ambos.