lunes, 31 de marzo de 2014

Hay que tomarse en serio a los locos


Hay que tomarse en serio a los japoneses. Al menos en lo concerniente al fútbol. Esa gente rara, de costumbres atípicas para nuestra cultura, vio jugar a Oliver y Benji. A Oliver Atom y Benji Prince, personajes principales de la serie animada Súper Campeones. Ahí, en ese mundo de fútbol paralelo, donde los cabellos desafiaban a la gravedad manteniéndose erizados en peinados inverosímiles, germinaría la leyenda de algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos: Tom Misaki, Bruce Harper, Steve Hyuga, Richard Tex Tex, entre otros –además de, claro está, los dos personajes principales–.


¿Y por qué están locos los japoneses? Porque después de saturarme con horas de la obra de Yohichi Takahashi, salté a una cancha de fútbol y traté de hacer un Tiro con chanfle o un Tiro del Tigre; incluso probé hacer prodigiosas chilenas elevándome hasta diez metros de altura para quemarle los guantes (Literalmente) a un inexistente portero capaz de apoyar sus pies en los palos de la arquería, en medio de un salto, para impulsarse hacia el palo contrarío (Todo esto sin tocar el piso, obvio). Están locos porque me di cuenta de que podía recorrer de punta a punta la cancha de fútbol en menos de un minuto, a diferencia de mis héroes quienes tardaban tres y cuatro capítulos. “Están locos los japoneses”, pensé, al concientizar lo ridículo que me veía pretendiendo emular a Oliver. Seguir leyendo

jueves, 27 de marzo de 2014

Flor de loto

La flor de loto surge del fondo de las aguas o bien de los más espesos pantanos; representa pureza. Una atractiva flor surgiendo en solitario, en un entorno a simple vista anímicamente disímil al que representa sus hermosos pétalos.


Eso es la selección femenina sub 17: una flor de loto que surge como motivo de sonrisas mientras la bandera tricolor es flagelada por una profunda crisis social; una flor de loto que embriaga de alegría al fútbol femenino venezolano, el cual se caracteriza por una constante indiferencia proveniente de entes federativos; una flor de loto que aunque sea una –escasa, como las alegrías en nuestro país y nuestro fútbol– disfruta de su belleza mientras afianza sus profundas raíces en el corazón de los venezolanos. Click aquí para seguir leyendo


sábado, 22 de marzo de 2014

Otro gol y más popularidad

“Es una decisión que ya conversé con mis padres, mi futuro está dentro de una cancha de fútbol”.

Deyna Castellanos muestra la misma seguridad al momento de definir. Cada pelota cercana al área rival que se encuentre entre sus pies eleva expectativas en millones de venezolanos. “Deyna, Deyna, Deyna”, se emocionan los narradores cuando la ven transitar, balón controlado, rumbo al arco. “¡Deyyynaaaa!”, alargan su nombre, como suspirando luego de una ocasión fallida; como aclarando la garganta a sabiendas de que pronto pudiese venir un gol.

martes, 18 de marzo de 2014

Con cuatro para cuartos

Si Cristiano Ronaldo hubiese nacido en 1997, en Tunapuy (Un pueblo en el extremo oriental de la península de Paria) y, de paso, hubiese nacido hembra, quizá, y solo quizá, podría llamarse Gabriela García.

Estos hubiese, de mucho peso, contrastan una verdad oculta en un lugar común: “las comparaciones son odiosas”; además, podría parecer un descalabro –si es que no lo es– establecer relación alguna entre el multimillonario jugador del Real Madrid y la tímida venezolana quien ni siquiera puede optar por ser futbolista profesional en su país –por la simple razón de que en Venezuela no existe fútbol profesional femenino–; sin embargo, es casi un pecado no resaltar las parecidas maneras que guarda el estilo de juego de Gabriela García en relación a las del portugués.

sábado, 15 de marzo de 2014


A finales del año pasado tuve la oportunidad de entrevistar a dos mundialistas: Silvana Aron y Génesis Moncada, además de la también jugadora de selección Karla Torres.

La tarde del martes que compartí con el equipo femenino de la UCV construyó una de mis anécdotas más gratas en lo relacionado al deporte. Acostumbrado a futbolistas masculinos de 16 años quienes creen tener a Dios tomado la chiva, o a arrogantes profesionales quienes esperan pleitesías, las chicas me mostraron un lado más humilde del fútbol; el verdadero amor incondicional hacia el juego sin esperar retribuciones económicas ni fama.