Vítores
entornaron los jugadores del Petare cuando Eduardo Lima le tapó el penalti a
Guille. Llaneros iba ganando 0-1 en el Olímpico de la UCV, pero su arco era
asediado por un tsunami de buen fútbol que, al final, no sería suficiente ni
siquiera para empatar. La jornada 11 del Torneo Clausura 2014 fue especial para
El Turquito, no sólo por la victoria, la cual alejó a su equipo de la zona de
descenso, sino porque le permitió pasar un par de noches en su hogar, bajo los
mimos de sus padres y de sus amigos, lejos de aquel hotel en el que pernocta
diariamente para poder jugar con su club actual.
“Estamos
en una situación bastante difícil, en donde no le gustaría estar a cualquier
equipo, con problemas de descenso. Gracias a Dios se han sacado puntos”,
minutos antes de que Guille fallara el penal, Lionel Andrés Messi marcaba el
suyo para cerrar una victoria 3-4 contra el Real Madrid. “Estás hablando de
Messi”, responde el Turquito cuando inquiero por una de las bromas de uno de
sus amigos madridistas quien lo invitó a ver cobrar penales al argentino, “a
ver si así aprendía”.
De
eso parece tratarse su vida social: de amigos de la infancia con quienes
mantiene un vínculo a través del fútbol. “Tú llegas a su casa a las ocho de la
mañana y si a esa hora están pasando fútbol de Qatar, es a sentarse a ver
fútbol de Qatar”, dice uno de sus amigos más cercanos, quien nos acompaña, la
mañana siguiente del partido frente a Petare, en el sofá de la sala del
apartamento Ramírez. Y no podía ser de otra forma, al fin y al cabo su padre
fue futbolista profesional y sigue manteniendo un idilio con el mundo del fútbol.
Una edición de
El Gráfico descansa al lado del plasma que
transmite el resumen del clásico español, la misma revela sus raíces: de un
padre argentino, apodado El Turco, heredó su apodo Guille.
Seguir leyendo.