Como
si se buscase, mediante la llave del dinero, el aroma de las mejores putas que
el mercado local pueda ofrecer, los de corbata recorren las pistas de bazares queriendo
echar un polvo para dejar de lado a la pobre mujer, haciendo gala además, de
una pésima “mano” para caricias sobre la piel fémina, y la hosquedad de
palabras que vive bajo la labia barata con la que pretenden enamorar a la mujer
de sus sueños. Pero a las putas las dejan peor, sin dinero y quejosas, así las
maltratan, así las castigan, ya que olvidan que las “damas de compañía” también
son humanos, con deberes y derechos, y más aún, olvidan que ningún futbolista
ni D.t es puto o “trabajador de compañía”; por favor, denles los medios para echar
más de un polvo.
Desde
el crujir de las redes extranjeras revientan honras en asistencias de Juan y goles
de Salo, en rendimiento de Miku y Roberto, en el retorno de Ronald y en el sabroso
aprieto de tratar de montarle el ojo a todos los vinotintos en el exterior.
De
afuera, con una lupa ajena, quizás sienten el mar de llamas sobre el que se
hunde día tras día la mediocridad de nuestro fútbol, ese que sufren los jugadores
locales y que solo le sonríe al campeón de turno.
Saragó,
dejó clara la regla nunca escrita en la frontera del libro mohoso del FutVe:
Buen técnico + jugadores ya probados + mucho dinero = títulos + aumento de afición. Un trabuco de PlayStation,
eso fue lo que armó el otrora D.t del Petare, un trabuco con muchos años
encima, mucha experiencia y varias medallas, un trabuco sin romanticismo, sólo
con ambición.
Por
ende, es ironía las rivalidades en gritos y grotesca violencia, cuando los futbolistas
desfilan a por el mejor postor, en esta cárcel podrida, donde el “mejor proyecto”
o “equipo grande”, varía cada año, toda una eternidad si se tiene en cuenta el
tiempo que le dan a un técnico para que cumpla utópicas exigencias.
El
Caracas es la mariposa rebelde de la norma de las orugas, solido en administración
y ahí va, por más que lo deportivo no acompañe y por más que tenga que jugar en
un chiquero (De los más bonitos de la Capital) llamado Estadio Olímpico.
Por
vez primera en muchos años la final se rehúye y esta vez, en mayor medida, el pique
solo lo pusieron los dependientes de la Gobernación de turno (Mineros) y los dependientes
de los caprichos de sponsors (Lara), de estas modo, sus grandes plantillas se
mantendrán sólo con la paciencia del biyullo, a la vez que todo un país reza
para que el mismo aguante hasta la próxima Santander, a ver si nos podríamos
volver a engañar con gestas históricas envueltas en el espejismo del crecimiento
colectivo.
Año
tras año es lo mismo, perdonen, nunca nada se mantiene igual (Ley de vida),
así, como para evitar combatir las cosas escritas por la madre naturaleza, año
tras año, la cosa huele peor, y dentro del compendio
táctico-técnico-psicológico-físico, el nivel del torneo, cada día, se asemeja
más a la 3era o 4ta división de un país potencia.
El
circo sigue su marcha y alguien seguro se ha de recrear buscando en el basurero
local cosas para destacar, para únicamente encontrar deudas en la tercera liga
de toda Sudamérica que más cobra por ver fútbol, ironías a parte. Así, si se
quiere destacar algo, que se hable de afición, excluyendo a los jabatos ignorantes
que expresan su odio para consigo mismos a través de la violencia para con los
demás. Del resto, cuidado con las ilusiones (Consultar al Esppor) y más aún con
hacer siempre lo mismo (Llamar a Estudiantes de Mérida), temed a los Deja vu
(Visitar al Atlético Venezuela) y felicitar al campeón (¡Aplausos para Lara!),
mientras tanto, los ajenos a la cotidianeidad de nuestro balompié, siéntense a
ver como 5 personas tratan de mover la perla escondida en el chiquero, ese que
hace de mansión para las larvas de idiotez que siguen proliferándose en la podredumbre
de nuestra hermosa liga de fútbol profesional; 5 o más personas que tratan de
sacar algo valioso, y casi sin fortuna de limpiar un poco, pero cálmense todos,
ya las eliminatorias están por retornar y si los resultados acompañan, otra
sonrisa mentirosa guiara los aplausos para decirle al pueblo que: “El fútbol
venezolano está creciendo”.
Para leer: La fábrica.
No entendi ni una chingadera de lo que escribiste.
ResponderEliminarGracias por leer. Usas la palabra "chingadera" asumo que por ende eres ¿mexicano?, el escrito esta bajo un contexto netamente alusivo al fútbol venezolano. Mi error no hacerlo más claro para los lectores ajenos a la cotidianeidad del mismo.
ResponderEliminarSaludos.