Un
amante que se come las uñas en espera de amar, y dolido por no ser amado,
camina suspirando por la ilusión de vagos recuerdos que evocan las fantasías de
parejas más felices. Posa sus ojos en las mesitas de los cafés y una lagrima es
su única compañía, jura tener eso algún día. Pero es que como dice Ignacio
Benedetti: “El problema no es el hambre, son las ganas de comer, las que
atentan contra la paz necesaria para tomar decisiones”
Un
amante resignado, con la barriga vacía y con muchas ganas de comer, enciende la
TV, oye hablar de Barcelona, de cantera y años de trabajo. Escucha hablar de
Madrid, de leyendas o mitos que enaltecen el color blanco. Ve al Chelsea, al
Málaga, PSG, Manchester City, etc., etc., etc., y cree encontrar la solución a
su dolor. Ve recortar el patrón de ilusión a por la realidad… Decide, un burdel
visitar.