El futbolista


                
Mirada al cielo, profundo transe emocional, un corazón que late a una velocidad abismal. Sientes con tus manos el cuero, acaricias con emoción tus nuevos botines, esos tacos que siempre quisiste, y que por fin, en tu cumpleaños, tu madre pudo comprar. Son los guayos que usa el crack, ¿Qué importa si es realmente bueno o malo? Es tu ídolo, no importa más nada. Escuchas la pelota golpeteando los zapatos de otros jugadores, mientras tú te encuentras solo y ansioso por salir de esas cuatro y grisientas paredes. Caen gotas de agua, una ducha no está bien cerrada. Golpeas tus canilleras por encima de tus bien tejidas y algodonosas medias largas. El pasillo se te hace inmenso, quieres entrar al campo, a tu primer entrenamiento, eres un niño, no piensas mucho el fútbol, solo lo deseas, lo quieres, sueñas con ponerte la blanca del Madrid, la roja y azul del Barça, sueñas con hacer estallar el Olímpico o Pasear en una caravana por todo Pueblo Nuevo, exhibiendo la Copa. Eres un niño, lleno de sueños, de deseos, de ambiciones, deseoso de hacer una de las cosas más gratificantes que hay en el mundo: jugar al fútbol.
                
Y la televisión te bombardea. El perfume que le gusta a esa chica que te encanta de piel muy suave y olor primaveral, ese perfume que sabes que la enloquecerá, lo promociona un muy buen jugador, o al menos eso dicen, tú solo lo has visto en propagandas.
                
Mujeres bellas, de cuerpo escultural, sueño juvenil. Carros de lujo, de colores llamativos, esos de los que siempre te habla tu tío. Y dinero, mucho dinero, ¿Qué puede hacer alguien con tanto dinero? Te imaginas jugando con esos billetes, cobrando euros, y bañándote con esos ásperos papeles.
                
Todo es un sueño, al principio, el de tu niñez, luego es el deseo para obtener los gustos de tu adolescencia ¿Y después?... Después puede ser un mundo que quizás no es tan mágico, como lo imaginaste en tus sueños infantiles.
               
Uno de mis últimos D.t en juveniles, nos solía vender la idea de que jamás se puede ganar tanto dinero como jugando al fútbol. Pero si el futbolista es quizás tan solo el mejor pagado del sector económico peor pago del mundo, el empleado, el asalariado. Inversionistas, autoempleados, y dueños de empresas o negocios, suelen ganar mucho más, ¿es que Lucena tiene mayores ingresos que Phiplip Valentiner? ¿O me dirán que Eto’o gana más que el Jeque dueño de su actual equipo?
                
Y un concepto humanamente triste en un medio muy viciado: Hoy eres útil, mañana no. Juegan con tus sueños, nunca estará en tu poder el jugar en el equipo que quisiste de niño, tu futuro siempre depende y está en manos de dirigentes, promotores y representantes, todos deseosos de un beneficio económico a costa tuya. Muchos con un verdadero sentimiento de nobleza para contigo, ¿pero nunca se preguntaron, si no fueses tan bueno con la pelota, te prestarían tanta atención?
                
Y crees que juegas para ti, para tus sueños, para tu equipo, y tú puedes decidir verlo y sentirlo así, aunque seas el último eslabón en la cadena de empleados de una empresa llamada club, claro que asumir estas cosas y decidir seguir jugando tiene un significado trascendentalmente notorio de evolución, el tema es que luego te estereotipan, buscan, tratan, hacen, para que el jugador no piense, no reflexione y se someta a ideas ajenas. Es un eufemismo mágico de toda la realidad prostituida gubernamental y política del mundo. A veces te manchan la cabeza o tratan de lavártela buscando arquetipos de que el futbolista no es intelectualmente preparado, o que es un vago. ¿Por qué les nace el miedo a los dirigentes de que los futbolistas se conviertan en un futuro en presidentes de las Federaciones? ¿Por qué el recelo de periodistas para con ex jugadores que pretenden entrar al medio sin hacer la carrera? Si lo jugó, seguro puede entenderlo igual que tú.
                
Flojos, vagos, renuentes a los estudios, no pensantes  ¿Saben que el atleta es uno de los pocos profesionales que suele usar la totalidad de su cerebro? Piensa con lógica y creatividad, siente y actúa. ¿Entienden lo brava que es competencia en juveniles? ¿Flojos, vagos? Todo lo que se sacrifica, persevera, experimenta e inclusive se sufre para llegar a un medio viciado.
                
Gritos, cantos, un estadio que te aplaude y luego te da la espalda, o viceversa. Recién leí unas declaraciones de Benzema “Ahora por fin me he ganado el cariño del Bernabeú” ¿Entienden lo humanamente crueles del sonido de esas palabras? Cuando rinde, lo adoran, mientras tanto, no sirve, y seguro que si deja de marcar goles, lo insultan ¿A caso es un juguete?... Ardía en llamas un “trapo” que muchos idolatraron en la ciudad capital; “El Lobo” Guerra, ahora era odiado y tildado de pesetero, juzgado por otros que no lo conocen ni saben nada de él ni su historia, cuando él mismo declaro que no se iba al Táchira por “miedo”. ¿Miedo a qué? ¿Mato a alguien acaso? ¿Tan podrida esta nuestra sociedad que hay que tenerle miedo a trabajar en otras ciudad por ser originario del, deportivamente hablando, acérrimo rival?
                 
Dirigentes que como en cualquier empresa te tienen mientras le rindes, sin importarle tu familia o bienestar emocional, representantes que se enriquecen haciéndote saber lo que según ellos “es mejor para ti”, y una “hinchada” que actúa con total bipolaridad ante los cambios de ritmo de un jugador, cuando detrás del futbolista hay un humano. ¿Por qué el insulto a Di Giorgi? Si no rinde o no está para la selección es una cosa, algo muy distinto pasa para agredir verbalmente al humano.
               
“El futbolista es una mercancía” fueron las palabras en una antigua entrevista al gran Diego Latorre, exfutbolista, pensador del fútbol, muy admirado por mi persona. “Mercenarios”, “peseteros”, “ladrones” son adjetivos a soportar, cuando detrás del amor, todo es un simple trabajo… y puteaban a Arango con la selección, “agrandado”, ¿No es muestra de compromiso el viajar miles de kilómetros en pesados viajes, para jugar con su país, cuando es su club el que le da de comer? Ningún jugador de elite necesita hoy por hoy ponerse la de su país para hacer dinero o fama, créanme que si lo hacen, lo hacen por amor.
                
Y a pesar de todo, el fútbol sigue siendo algo maravilloso, un arma social muy poderosa para canalizar problemas sociales. Para los que lo hemos jugado, nada resulta más placentero que el rozar del balón con tus tacos, que alzar la cara y ver a tus compañeros ansiosos de que se la pases, nada retumba más en tu emocionalidad que anotar un gol, nada es más placentero que armar un táctica de juego, o sentirse innovador desde el banquillo, nada es una mejor inversión emocional que hacerse dueño de un equipo. Es una lástima, que algo tan lindo este tan viciado, y que sigan vendiéndoles a chicos ideas de magia, cuando el placer debe ir por jugar al fútbol y no por ser el del comercial. No es casualidad que la tierra y las pelotas sean redondas, ambas están muy manchadas e internamente podridas, pero la vida y estar vivo, sigue siendo algo maravilloso, al igual que el fútbol y el poder estar cerca del mismo.
Lisbm. Lziandro Samuel.

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