En el pasado quedo el atuendo
clásico de negro, un chirrido que detiene al juego, esa voz que sentencia, y un
andar con presencia, efusión en sus palabras, a veces demasiada; entrenan el
físico y la psique… Un goteo al piso, es rojo y diáfano, sus oídos sangran injurias,
su boca escupe reglas, y una por qué en el suelo… ¿Por qué decidir ser árbitro?
Esa duda vive en mi consiente
desde hace tiempo, y ni la inflación en el alquiler de mi mente le ha dado
respuesta para irse, la gracia del asunto me cuenta comprender, si eres arbitro
en la polémica vas a amanecer.
En otros lugares, lejanos, con
equipos de diversos colores, en donde la prensa diaria publica análisis y opina,
allí donde el medio rosa se une con el deporte, los billetes resbalan de los
bolsillos de las “estrellas”, y sus voces encarnan un abanico de sentires
mundiales. En esas ligas aparentemente de mayor nivel, el arbitraje, también
deja sabores agrios pero más sofisticados; los juzgan por uno o dos decretos,
que según, condicionan un partido, luego
y al igual que con los jugadores, los códigos de dialecto humano quedan allanados
por una supuesta “pasión”. Disímil es que en la primera división de Venezuela
los errores toman de la mano a la incapacidad de algunos jueces para ejercer su profesión; jornada tras
jornada hasta 7 errores groseros de un solo árbitro, terminan transmitiendo los
medios especializados del país.
La irracionalidad es un diseño
tatuado en el corazón de los hinchas más acérrimos, aun así, y al margen querer justificar la derrota en causas ajenas, es obvia la incidencia arbitral; eso
sí, que quede en blasfemias algún asunto de favoritismo particular, al final
todos han salido perjudicados, aunque se presume que el equivalente a multas
tan cuerdas como la administración en nuestro país, son sinónimos de ojos
dispersos en la FVF para con algunas plazas.
Y mientras el cuerpo herido de
los incapaces jueces, está colgando en la cruz de la prensa nacional, se olvidan
las pocas fuentes de formación de las que disponen, la obligación de ejercer
otro trabajo al margen de su pasión para con el silbato, debido a las pocas
monedas que como en burla del destino por escoger esa profesión, reciben.
Viajes más pesados que el de cualquier jugador, las comodidades en los mismos
son esquivas, y hasta cuanta algún honrado de la profesión, que los gastos o
medios de viaje, han llegado a salir del hueco de su bolsillo o de la creatividad
de su intelecto.
Hace poco, quería la ayuda de mi
hermana para con un asunto que estoy seguro ella podía resolver, aunque el
mismo destacara por ser tedioso, las llaves útiles para hallar una solución son
base de su repertorio. La buena disposición con la que dio inicio, fue una gota
corta de intentos, pues la motivación subconsciente era escaza, más allá de la calidez del afecto, ella no
ganaba nada. Resuelto a contar con una hondura mayor de su ayuda, recurri a la
infalible fuerza de mi marrón billetera, logrando un accionar tan profundo, que
sus ojos se sentaron hasta en 5libros a la vez, alumbrados todos, por el brillo
de un monitor al ruido de las teclas…
“Un trabajador feliz es un trabajador
eficiente”, una máxima que ya habrán oído los empresarios que me están leyendo,
y para los que sientan que deben rendir para luego recibir, recurro al gran
Marcelo Bielsa: “No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar”, salud.
La solución vuelve a un génesis administrativo,
en el que la preparación y currículo para llegar a primera debe de ser mayor, así
como los beneficios de la profesión. La mirada es una bala hiriente en las decisiones
de los jueces de primera división, pero los invito a oir los silbatos de
Segunda, SegundaB, Tercera, Sub20 y Sub18, categorías hermanas de la discordia
arbitral y con obvio destino presente a morir en el oscurantismo de no ser
portada de ningún medio.
El problema agrava, y mientras
la FIFA mantiene una falsa discusión sobre la tecnología en el fútbol, en
nuestro latino país, es momento del almenos empezar un debate de cómo preparar
y beneficiar más a esta tan incomprendida pero necesaria profesión. Al margen
de los gustos, sin reglas, no hay juego.
Lisbm.
Lizandro Samuel.
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