Sables
de luz chocan en chispas sonoras que brotan en el calor de verdades con sabor a
mentiras, pastillas de mentas que dejan el aliento con olor a cebolla en la
rendija de creencias propias o ajenas que dictan lo subjetivo de entender el
juego, mismo que tras un camino de luces consigue modelos aceptados en todos
lados siempre que se nade en aguas profundas, esas que semejan a pereza para la
mayoría de hinchas o medios y en todo este circo, lleno de espejismos y temas importantes
sin real importancia, como si de una entrega de George Lucas se tratara, el enigma
entre el dueño del dulce se siembra de la misma forma que la fuerza se debatía
entre los Sihts y los Jedis.
La
aparición de grandes entrenadores suele hacer cultos épicos a sus doctrinas, desmeritando,
en ocasiones, a los futbolistas, mismos que actúan bajo un guion bien expuesto,
y es que queda claro que si el actor es malo, la peli será pésima.
Y
en todo el sentido de la montaña del éxito es obvio que para pegar la película taquillera
u optar por un Oscar, el actor requiera de una buena obra, bien escrita, mejor dirigida;
así, en esos momentos en los que el cromo del crack inclina la balanza, se roza
olvidar el trabajo de un D.t.
Entonces
las falacia mal vendida que seguro habrán oído: “Cuando ganamos, es por los jugadores,
cuando perdemos es por el técnico”, se convierte en una moneda con caras favorables
para cualquiera de las partes…
Creo
que así como el D.t esta incapacitado para entrar y definir, el jugador lo esta
para planificar, formar, guiar, exponer y manejar el Ferrari de recursos con la
placa del “arte de la guerra”, ya que por muy estudioso que sea, la perspectiva
externa y el disociarse de la cancha siempre ofrece un camino más claro.
Los
medios ofrecen debates falsos, ellos los crean, y la caricia de la realidad me
ha dicho que ambos se merecen: El gran jugador y el gran D.t, si algo falta en
la ecuación, la victoria es improbable.
Mientras
seguimos discutiendo estos temas, la saliva espesa cae al piso otra vez, para desmeritar
el trabajo de un técnico o para sobrevalorarlo, sin entender el 50 y 50 de este
juego, que al fin y al cabo, nos guste o no, se llena de magia y emoción, en el
castillo feliz-épico de la historia, gracias a un grupo de gente llamados aficionados,
los verdaderos jefes del fútbol actual y mercantilizado.
Para leer: Crónicas de un homicidio pasional
muy bueno el articulo, sin embargo me tomo el abuso de criticar algo en el buen sentido utilizas demaciadas metaforas simil y mas recursos literarios que aveces siento que me pierdo lellendo y me olvido lo que decia el texto de arriba. es bueno utilizarlos pero no exageradamente como en este caso concidero yo. parece un libro de garcia marquez en vez de un articulo deportivo. gracias y disculpa nuevamente.
ResponderEliminarLas disculpas están demás, tienes toda la razón, esos recursos literarios a veces puede que sean una marca registrada en mí, de la que sin querer puedo llegar a abusar y como todo en exceso hace daño, pues te agradezco inmensamente la observación.
ResponderEliminarMil gracias.