jueves, 14 de noviembre de 2013

Desnudando al fútbol formativo en Venezuela

El fútbol no es una isla, es un continente”
“Creo más en el entrenamiento que en la táctica”
Juanma Lillo
“Futbolísticamente, la educación física no educa”
Diego La Torre.

El desprestigio más grande hacia nuestro fútbol arranca en la bases, en la formación del jugador. Digo desprestigio porque es la palabra más acorde, a mi criterio, para describir un proceso en el cual se subestima al fútbol –como ente complejo de estudio– y a la profesión del entrenador.
             
Resulta muy fácil ver un partido por televisión y, con cerveza en mano, quejarse de la poca técnica de tal jugador, su torpeza para interpretar el juego o de su poca habilidad para resolver situaciones aparentemente sencillas. Ciertamente, hay mucho de responsabilidad en el futbolista cuando de hablar de sus defectos se trata, pero también la hay –y en gran medida– de los mentores que tuvo en su proceso de desarrollo.
                
Dani de Oliveira, ex seleccionador sub 15, explica que al fútbol formativo en Venezuela le hacen falta más formadores-docentes-entrenadores, porque eso es un entrenador de fútbol base: un docente, un formador; ¿de qué?, de una cosa sumamente compleja –que merece años de estudio para alcanzar siquiera una comprensión mínima– llamada fútbol.
                
¿Entienden esto los dirigentes y dueños de escuelas? No, al menos en su mayoría. Con una facilidad insultante se contratan a jóvenes de hasta 16 años dejando en sus manos la responsabilidad absoluta de un período de la formación de los niños. No sólo se contrata a jóvenes de 16, 17 y 18 años sin ningún tipo de experiencia más allá de la otorgada en sus roles de futbolistas, sino que se contrata a padres arrogantes quienes asumen que por “haber jugado al fútbol” o por “ver fútbol todos los fines de semana” ya saben de fútbol (Tengo la creencia de que quien use el verbo saber es quien más ignora), o hasta profesores de educación física con muchos conocimientos sobre el organismo humano y el desarrollo de atletas, y muy poco sobre la interacción balón-cuerpo-mente y jugador-compañeros-rivales-campo.
                
El fútbol mucho más que juego, deporte o competición, es fútbol; es decir, merece un estudio aparte al resto de las ramas deportivas o lúdicas. Para hacer un buen trabajo dentro de tal especialidad hace falta un permanente estudio, acaso comparable al de la medicina. ¿Por qué, entonces, se desvalora en nuestro país una disciplina la cual tanto gusta y apasiona, más aún cuando la selección ha fungido de motivo de orgullo nacional?
                
Da miedo ver como en algunas –muchas– escuelas se obliga a jugadores a largas sesiones de trote, se somete a niños de 11 años a cuantiosas flexiones y se “planifican” –si es que de verdad se planifica– sesiones sin balón “priorizando la parte física” (A leer un poco, por favor). Mientras todo esto sucede, desde los comités organizadores de torneos se niegan a la práctica del fútbol 5; 7; 8 y 9 para llegar al 11 ya a la edad de 12 o 13 años.
                
Todo esto sucede en un entorno hostil: padres quienes exigen resultados a sus hijos de 9 años y al entrenador de turno, dirigentes negados a economizar niños y a invertir en personal de trabajo, contratando un entrenador para 30 y 40 chicos (El máximo recomendado es entre 15 y 18 por entrenador), mientras los mismos hacen malabares para distribuir el poco material de trabajo casi con tanta pericia o magia (Esa es la palabra) como la usada para alargar sus salarios de 2.000 y 3.000 bolívares.

                
Se venden ilusiones a pequeñines sin darles herramientas, alejándolos, en todo sentido, de su correcto desarrollo no sólo futbolístico, sino humano. En una entrevista de trabajo rara vez se inquiere al entrenador respecto a su metodología, su forma de planificar o se le comenta respecto al proceso bajo el cual están siendo formados los jugadores. Por otro lado, abundan los vanidosos negados al estudio que se engañan creyéndose dueños de la verdad, o los renuentes a cambiar o/y actualizar su metodología. “El dinero debe estar en la canchas”, pero nuestros dirigentes no entienden a Johan Cruyff: pocos materiales y paupérrimos salarios. Importa más una Copa que la formación. Importa más el ego del seudo-entrenador que los jugadores. Importa más engañarnos con la calidad de nuestro fútbol y realizar guisos de insultos aderezados con quejas sobre nuestro desarrollo que ponerse a trabajar y a invertir. El fútbol venezolano es un típico rancho nacional con una base minúscula y pisos superiores gigantes, conviene solidificar la base para poder ampliar los pisos superiores.

2 comentarios:

  1. Muy buen articulo como siempre Lizandro. Siempre he estado de acuerdo que se debe fortalecer la base y de alli los exitos vendran solos. Solo esperemos que algun dia los "encargados" se den cuenta de esto y entiendan que con el facilismo no se llega a ninguna parte..
    saludos;
    luis

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