lunes, 16 de junio de 2014

SOBRE EL USO DE LA EXPRESIÓN "PASTELERO"

Algunos afirman que el término tiene que ver con la persona que confecciona pasteles (Tortas, en Venezuela) el cual se mancha del color del pastel que esté elaborando. Esta teoría vendría a establecer un símil entre el venezolanismo “camaleón” y el término susodicho. Otros arguyen que, en el fútbol, se adoptó tal expresión debido a los colores que usaban las selecciones latinoamericanas en los 70 y 80, siendo la mayoría de color pastel.

Ambas son dos de las versiones más repetidas; sea cual sea el caso, algo está claro: tal palabra tiene su génesis lejos de Venezuela. Es paradójico entonces que la misma se use para señalar a quienes parecen “violentar la identidad nacional” apoyando a equipos o selecciones extranjeras. Es como insultar a alguien con groserías por decir groserías. Seguir leyendo.

domingo, 18 de mayo de 2014

CUANDO LAS COSAS TIENEN QUE SALIR BIEN (ZAMORA 4-1 MINEROS)



  1. Corre el minuto 77. Tiro libre a favor de Mineros. El paradigma del equipo se dirige a cobrarlo. En él se resumen las virtudes de los dirigidos por Richard Páez. Sencillo: cuando Edgar Jiménez juega, el equipo juega. El número “8” se para detrás de la pelota y es él, “El Exquisito”, quien centra de forma errada. Mal. Muy mal cobrado el tiro libre. Si una de las piernas más educadas del fútbol venezolano fallaba eso es porque algo no anda bien.
  2. En Zamora, por el contrario, todo era dicha. Sufrieron sí, sobre todo luego del minuto 25 del primer tiempo, cuando Mineros por fin empezó a jugar. Pero el equipo de Sanvicente, con una fortaleza mental digna de los más experimentados soldados, aún en ese momento complicado siguió generando ocasiones a favor. En su estadio, con sus ídolos, luego de la filosofía de Chita de “trabajo, trabajo y más trabajo”, las cosas, estaban convencidos, les tenían que salir bien.
  3. Y le empezaron a salir de maravilla. Pedro Ramírez marcaría el primer gol muy rápido. Sería la figura del partido. Generaba caos por doquier. Cual mariposa revoloteaba por toda la zona 1 y 2 de su equipo, Mineros nunca lo pilló. Seguir leyendo...

miércoles, 7 de mayo de 2014

Las mujeres también dicen groserías


Es conveniente recordar que el fútbol femenino se juega incluso cuando no hay partidos internacionales. El fútbol femenino, en Venezuela, es mucho más que la selección que llegó a semifinales del pasado Mundial sub 17. Semana a semana, equipos se preparan y disputan los torneos más importantes del país, bajo la sombra de la indiferencia colectiva.


Y recuerdo, por ejemplo, como en una de las transmisiones de los partidos del Mundial, uno de los comentaristas pedía “benevolencia con las niñas” en lo alusivo al tiempo; es decir, que no dieran demasiados minutos de descuento. Incluso, en la primera transmisión, dudó de que las chicas jugaran dos tiempos de cuarenta y cinco minutos. Seguir leyendo...

lunes, 14 de abril de 2014

Venezolanos que jugaron un Mundial: Guillermo El Turquito Ramírez



Vítores entornaron los jugadores del Petare cuando Eduardo Lima le tapó el penalti a Guille. Llaneros iba ganando 0-1 en el Olímpico de la UCV, pero su arco era asediado por un tsunami de buen fútbol que, al final, no sería suficiente ni siquiera para empatar. La jornada 11 del Torneo Clausura 2014 fue especial para El Turquito, no sólo por la victoria, la cual alejó a su equipo de la zona de descenso, sino porque le permitió pasar un par de noches en su hogar, bajo los mimos de sus padres y de sus amigos, lejos de aquel hotel en el que pernocta diariamente para poder jugar con su club actual.

“Estamos en una situación bastante difícil, en donde no le gustaría estar a cualquier equipo, con problemas de descenso. Gracias a Dios se han sacado puntos”, minutos antes de que Guille fallara el penal, Lionel Andrés Messi marcaba el suyo para cerrar una victoria 3-4 contra el Real Madrid. “Estás hablando de Messi”, responde el Turquito cuando inquiero por una de las bromas de uno de sus amigos madridistas quien lo invitó a ver cobrar penales al argentino, “a ver si así aprendía”.


De eso parece tratarse su vida social: de amigos de la infancia con quienes mantiene un vínculo a través del fútbol. “Tú llegas a su casa a las ocho de la mañana y si a esa hora están pasando fútbol de Qatar, es a sentarse a ver fútbol de Qatar”, dice uno de sus amigos más cercanos, quien nos acompaña, la mañana siguiente del partido frente a Petare, en el sofá de la sala del apartamento Ramírez. Y no podía ser de otra forma, al fin y al cabo su padre fue futbolista profesional y sigue manteniendo un idilio con el mundo del fútbol. Una edición de El Gráfico descansa al lado del plasma que transmite el resumen del clásico español, la misma revela sus raíces: de un padre argentino, apodado El Turco, heredó su apodo Guille. Seguir leyendo.

lunes, 31 de marzo de 2014

Hay que tomarse en serio a los locos


Hay que tomarse en serio a los japoneses. Al menos en lo concerniente al fútbol. Esa gente rara, de costumbres atípicas para nuestra cultura, vio jugar a Oliver y Benji. A Oliver Atom y Benji Prince, personajes principales de la serie animada Súper Campeones. Ahí, en ese mundo de fútbol paralelo, donde los cabellos desafiaban a la gravedad manteniéndose erizados en peinados inverosímiles, germinaría la leyenda de algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos: Tom Misaki, Bruce Harper, Steve Hyuga, Richard Tex Tex, entre otros –además de, claro está, los dos personajes principales–.


¿Y por qué están locos los japoneses? Porque después de saturarme con horas de la obra de Yohichi Takahashi, salté a una cancha de fútbol y traté de hacer un Tiro con chanfle o un Tiro del Tigre; incluso probé hacer prodigiosas chilenas elevándome hasta diez metros de altura para quemarle los guantes (Literalmente) a un inexistente portero capaz de apoyar sus pies en los palos de la arquería, en medio de un salto, para impulsarse hacia el palo contrarío (Todo esto sin tocar el piso, obvio). Están locos porque me di cuenta de que podía recorrer de punta a punta la cancha de fútbol en menos de un minuto, a diferencia de mis héroes quienes tardaban tres y cuatro capítulos. “Están locos los japoneses”, pensé, al concientizar lo ridículo que me veía pretendiendo emular a Oliver. Seguir leyendo