Caracas F.c: ¿Aún te sientes grande?

Cuanto pesaron las cadenas de la historia de terror, para darle un alargue a la negativa leyenda, sin que las tijeras del eslogan de marketing bastaran, sin que el decir a todo pulmón “siéntete grande” fuera asaz ante uno bien grande e histórico; y entonces caía herido el León Rojo, prófugo del pasado con sabor a presente y futuro inmediato, en el que él es protagonista junto a sus hermanos, de una jungla que sigue tan chiquita como hace 30 o 40 años, por más que los dueños del circo nos vendan que los árboles están más altos, la realidad es que solo un grupo de animales a crecido y ahora también hay más amantes de pagar para observar o ser parte de la gran jungla del fútbol venezolano, esa que aún vive en una pequeña caja de cartón con la eterna promesa de crecer algún día…

                

Dejo para periodistas el estudio deportivo-profundo del 4-0 y del 1-1, atreviéndome solo a rozar el silencio de la duda para con el funcionamiento defensivo, dejando de lado los errores de Renny en el primer partido y lo poco que se la jugó Ceferino, en el segundo.

                

Todos los buenos pueden jugar juntos, es que el concepto de “equilibrio” se ahogó con la coraza de los llamados “especialistas”; siendo cierto que cada jugador es diferente y necesita entrenar diferentes aspectos, la junta de hombres con afines creencias o modelos tendrá como efecto una expresión sublime de dicha idea. El Caracas fichó a La Pulga y al Chiqui, cuando su delantera perdía el peso propio que requiere un club de su magnitud, la idea más congruente, creo, pasaba por alinear a los “enanos” junto a Peña, y dejarlos resguardados por el capitán y Juan Guerra; allí estaban todos o la mayor parte de recursos.

                

Pero resulta fácil juzgar con el diario del lunes, o en este caso del viernes. Para ensayos y trabajos siempre hace falta algo de tiempo concreto, y esto parece ser un valor muy lejano en la filosofía general del club; es que aquel que dijo que “Para ser grande hay que ganarle a los grandes”, planeó, entre otras cosas, su salida de la institución por falta de lo que el consideraba un proyecto “serio” o “ambicioso”, abstracciones que para el Chita significaban mantener una plantilla de calidad por espacio de al menos un año previo a la Santander. Nunca la tuvo y cuando estuvo más cerca no la supieron reforzar.

                

Ya exponía en mi artículo sobre Josef y Alex, los paradigmas actuales del Caracas. Todo bien esto de trabajar en las canteras siendo un club formador (Soy el principal defensor de estas practicas), solo que esto dictamina el que sus títulos se limiten, si acaso, a la frontera nacional, poco es casualidad que ese “Vamos a ganar la Copa” grito de guerra del Caracas de San Vicente, se difuminara en un “Vamos a pasar de ronda”.

                

Alguna vez Philip puso de ejemplo a Barcelona y Chivas, como clubes “ganadores” mediante sus canteranos, solo obvió una variante y es que los formados en estos clubes, salvo excepciones, maduran y se afianzan en el primer equipo, para retribuir al club sus años de formación.

                

Edgar Jiménez, es el único ejemplo palpable de como andaría esa idea de aplicarse en la Capital. De momento, los paradigmas parecen claros: Formar, vender, y cuando venga torneo internacional, reforzar un poco y seguir haciendo debutar. Si esta es la meta, el camino lleva formas correctas; si se quiere trascender constantemente en el plano internacional, pues habría que entender que para ser grande hace falta mucho más que sentirse grande, hacen falta los recursos de un grande.

Lisbm. Lizandro Samuel.

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