Picos de riesgos (Uruguay 1-1 Venezuela)

"No arriesgar es lo más arriesgado, así que, para evitar riesgos, arriesgaré" Juanma Lillo

1. Venezuela sale a arriesgar con todo. Muchos, muchos riesgos, porque en el fútbol, al contrario de lo que suelen pensar, el mayor riesgo que se corre es decidir jugar sin el balón y con una defensa atrasada.
2. Nunca se salió a ganar, el planteamiento lo hacía imposible, se salió a tratar de dejar el cero en el marcador propio. Salo y Feltscher, jugaban a la heroica, el arco les quedaba muy lejos, el segundo rápido y el primero, entiende de pausas. De nada sirve, si a caso ni estorban, dos contra el mundo, con la tarea de entorpecer los primeros pases uruguayos, no así de ofender (Salvo un guiño del destino).
3. Uruguay busca, genera un par de ocasiones y por momentos se duerme en la dinámica Vinotinto, le faltó un medio con roces creativos. Forlán arrancó en la banda, por otros pasajes se tiró al medio en profundidad; quizás hubiese sido más útil, en esta situación, el Diego del Mundial, tirado al medio, como intento de enganche.
4. Al margen del choque y velocidad con mucho pundonor y a veces, con poco fútbol, los locales pudieron, fácilmente, capitalizar los riesgos asumidos por los Vinotintos. El 1-0 se quedaba corto.
5. 1-0 y en el segundo tiempo cambio de dinámica, “hay que arriesgar menos” habrá pensado el subconsciente de Farías. Los pases se tornan más verticales ante la presión celeste en la línea de enfrente; de apoco hilvanan un par de jugadas. El equipo deja de asumir riesgos y comienza a jugar. Arango se escapa de su banda, retorna a lo que sabe, a ser enganche.
6. Trepido y alucinante, choques, velocidad, poco tiempo para pensar, se caen a patadas, se apuran, el partido emociona, por momentos, ambos pierden las formas.
7. Farías, había planteado un partido con dos enganches jugando como medios pegados a la banda: Juan y Luisma, su intención de no tener la pelota era clara, la misión de ambos medios también: Cubrir las escaladas locales.
8. Tras soltar a Seijas y Arango, un riesgo: Yohandry. Tomás quedará solo en contención. Uruguay llega con más fuerza por el medio; Venezuela, con la pelota, gestó un poco.
9. Parecerá ya una campaña personal, pero insisto: Salo, está para club grande. Se mueve muy ben dentro del área. El gol dista de ser una casualidad o genialidad, lo intentaron primero con pase de Juan, no se pudo, luego con pase de Seijas, pasó más cerca, otra vez Arango, y esta vez sí era el 1-1.
10. Tras el empate y cuando la distribución en zona2 empezaba a tomar más forma y sentido (Amorebieta se da el lujo de anticipar un poco más), un último riesgo: Perozo por Seijas y a jugar como contención. El central no tiene dinámica ni oficio para desenvolverse en esa posición en un partido de alto ritmo. Uruguay, aprovecha, van con todo, generan ocasiones. Grendy fue un riesgo innecesario desde lo táctico; la Celeste pudo ganar sobre el final, cuando minutos antes, la voz de gol seguía contenida por gargantas venezolanas, al plasmar un juego y ocasiones que pudieron poner el 1-2.
11. Riesgo y más riesgos, muchos riesgos. Me queda como conclusión que cuando se jugó (Jugar es un riesgo para la sociedad) se pudo ganar y cuando se quiso gestionar (Riesgo para el fútbol) se pudo perder. Hasta cierto punto, creo, se desperdiciaron recursos.
12. El punto es valioso (Para la Vinotinto), hay armas para avanzar y el guiño alegre para Cesar Farías seguro tendrá mucho que ver con el correcto partido de Giacomo Di Giorgi (Su hijo perdido no genético y hermano incomprendido del otro con condición similar: “Minino” Flores). Hoy, al margen del gol local, en el que se niega a acelerar en la marca a Forlán, cumplió en los riesgos que se quisieron asumir. Para la reflexión: más de 1 año sin rendir, para tener un partido aceptable, mientras otros en 10 malos minutos nunca son convocados nuevamente. Tiene un crédito que parece inagotable; no, lo de Giacomo es un garabato, una mala sinfonía, un capricho, que desde lo futbolístico nunca entenderé.

PD: ¿Porqué nuestras modas ridículas? En la Copa América fue mendigar “respeto” (¿Eso con que se come?), ahora gritar a todos los vientos que “ya no somos cenicienta”, ¿Quien dice lo contrario? Esa palabra es usada, nada más, que en Venezuela, casi como una escapatoria en consuelo que sirva de excusa para con algún mal resultado. Aún así, el temor a jugar y las ganas a ¿gestionar? me hacen pensar que si alguien, a veces, nos subestima, somos nosotros mismos.

Lisbm. Lizandro Samuel.

Para leer: La pelota que nunca entró.

El timonel de PlayStation