“El fútbol no es una isla, es un continente”
“Creo más en el entrenamiento que en la táctica”
Juanma Lillo
“Futbolísticamente, la educación física no educa”
Diego La Torre.
El
desprestigio más grande hacia nuestro fútbol arranca en la bases, en la
formación del jugador. Digo desprestigio
porque es la palabra más acorde, a mi criterio, para describir un proceso en el
cual se subestima al fútbol –como ente complejo de estudio– y a la profesión
del entrenador.
Resulta
muy fácil ver un partido por televisión y, con cerveza en mano, quejarse de la
poca técnica de tal jugador, su torpeza para interpretar el juego o de su poca
habilidad para resolver situaciones aparentemente sencillas. Ciertamente, hay
mucho de responsabilidad en el futbolista cuando de hablar de sus defectos se
trata, pero también la hay –y en gran medida– de los mentores que tuvo en su
proceso de desarrollo.
Dani de
Oliveira, ex seleccionador sub 15, explica que al fútbol formativo en Venezuela
le hacen falta más formadores-docentes-entrenadores, porque eso es un
entrenador de fútbol base: un docente, un formador; ¿de qué?, de una cosa
sumamente compleja –que merece años de estudio para alcanzar siquiera una comprensión
mínima– llamada fútbol.
¿Entienden
esto los dirigentes y dueños de escuelas? No, al menos en su mayoría. Con una
facilidad insultante se contratan a jóvenes de hasta 16 años dejando en sus
manos la responsabilidad absoluta de un período de la formación de los niños.
No sólo se contrata a jóvenes de 16, 17 y 18 años sin ningún tipo de
experiencia más allá de la otorgada en sus roles de futbolistas, sino que se
contrata a padres arrogantes quienes asumen que por “haber jugado al fútbol” o
por “ver fútbol todos los fines de semana” ya saben de fútbol (Tengo la creencia de que quien use el verbo saber es quien más ignora), o hasta
profesores de educación física con muchos conocimientos sobre el organismo
humano y el desarrollo de atletas, y muy poco sobre la interacción
balón-cuerpo-mente y jugador-compañeros-rivales-campo.
El
fútbol mucho más que juego, deporte o competición, es fútbol; es decir, merece
un estudio aparte al resto de las ramas deportivas o lúdicas. Para hacer un
buen trabajo dentro de tal especialidad hace falta un permanente estudio, acaso
comparable al de la medicina. ¿Por qué, entonces, se desvalora en nuestro país
una disciplina la cual tanto gusta y apasiona, más aún cuando la selección ha
fungido de motivo de orgullo nacional?
Da miedo
ver como en algunas –muchas– escuelas se obliga a jugadores a largas sesiones
de trote, se somete a niños de 11 años a cuantiosas flexiones y se “planifican”
–si es que de verdad se planifica– sesiones sin balón “priorizando la parte
física” (A leer un poco, por favor). Mientras todo esto sucede, desde los
comités organizadores de torneos se niegan a la práctica del fútbol 5; 7; 8 y 9
para llegar al 11 ya a la edad de 12 o 13 años.
Todo
esto sucede en un entorno hostil: padres quienes exigen resultados a sus hijos
de 9 años y al entrenador de turno, dirigentes negados a economizar niños y a
invertir en personal de trabajo, contratando un entrenador para 30 y 40 chicos
(El máximo recomendado es entre 15 y 18 por entrenador), mientras los mismos
hacen malabares para distribuir el poco material de trabajo casi con tanta
pericia o magia (Esa es la palabra)
como la usada para alargar sus salarios de 2.000 y 3.000 bolívares.
Se
venden ilusiones a pequeñines sin darles herramientas, alejándolos, en todo
sentido, de su correcto desarrollo no sólo futbolístico, sino humano. En una
entrevista de trabajo rara vez se inquiere al entrenador respecto a su
metodología, su forma de planificar o se le comenta respecto al proceso bajo el
cual están siendo formados los jugadores. Por otro lado, abundan los vanidosos negados
al estudio que se engañan creyéndose dueños de la verdad, o los renuentes a
cambiar o/y actualizar su metodología. “El dinero debe estar en la canchas”,
pero nuestros dirigentes no entienden a Johan Cruyff: pocos materiales y
paupérrimos salarios. Importa más una Copa que la formación. Importa más el ego
del seudo-entrenador que los jugadores. Importa más engañarnos con la calidad
de nuestro fútbol y realizar guisos de insultos aderezados con quejas sobre
nuestro desarrollo que ponerse a trabajar y a invertir. El fútbol venezolano es
un típico rancho nacional con una base minúscula y pisos superiores gigantes,
conviene solidificar la base para poder ampliar los pisos superiores.
Para leer: Por eso es que este país está así
Muy buen articulo como siempre Lizandro. Siempre he estado de acuerdo que se debe fortalecer la base y de alli los exitos vendran solos. Solo esperemos que algun dia los "encargados" se den cuenta de esto y entiendan que con el facilismo no se llega a ninguna parte..
ResponderEliminarsaludos;
luis
Saludos, Luis
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