Nuestro fútbol se sostiene
con pura filantropía, o, sí se quiere, amor al deporte o al propio ego el cual
busca conquistar estirpes desconocidas para sus éxitos. Da igual, el hecho es
que los inversores rara vez verán recompensadas sus cuentas bancarías luego de
sus opulentos desembolsos, y, cabe destacar, mantener una divisa en Primera
División es algo al alcance de muy pocos.
Cuando
llegan los balances mensuales casi todo los equipos ofrecerán números en rojo,
sólo el Caracas, quizá, llegue a quedar en cero, tablas, en perfecto equilibrio
entre egresos e ingresos; esto debido a una gran gestión económica de parte de sus
directivos, Philip Valentiner a la cabeza.
En el
Caracas la palabra deuda es
desconocida; por otro lado, en cuanto a materiales, acostumbran ser “un
paraíso”, como lo definió el delantero Heatkliff Castillo, actualmente en
Llaneros, mientras señalaba que en más de la mitad de los equipos de Primera
División los materiales de trabajo se ausentan a mediados de la temporada; amen
de tener algunos antes del inicio de la misma.
Lo
paradójico es que justamente a Philip Valentiner la barra del Caracas le ha
reclamado, en alguna ocasión, no realizar una inversión más cuantiosa en pro a
hacerse con una Copa internacional. El Caracas no se endeudará y mantener a
ciertos jugadores, endulzados con opulentos ofrecimientos de otros equipos, es
complicado.
Es
injusto, indudablemente, tildar a un jugador de “mercenario” por irse hacia las
mejores ofertas económicas. ¿No hace eso cualquier trabajador? De este modo,
tanto al Caracas como a cualquier equipo le costaría mantener, más de dos años,
en sus plantillas dieciocho estrellas cuyos salarios ronden los 100 mil
bolívares fuertes mensuales. Quizá esa sea la razón por la cual nuestra Liga se
caracteriza por el desmantelamiento de los antiguos ricos y el fortalecimiento
de los nuevos, mientras jugadores desfilan, cada período de traspasos, por los
mejores postores.
¿Cuál
es el sentido, entonces, de invertir tanto dinero? En algunos casos juega mucho
el tema político: asirse del fútbol es un gancho para conseguir votos. Otras,
la vanidad de querer construir en Venezuela un Barcelona o Madrid. Lo
lamentable es que estos inversores rara vez entienden la dinámica del balón.
Se
despilfarra dinero armando equipos que sarán la gloria del hoy y el hambre del
mañana. Se aseguran de tener nóminas cuyas mensualidades representen entre uno
y dos millones de bolívares fuertes, sin contar viáticos, viajes, gastos de
materiales (Cuando se compran), etcétera; ni hablar de esas pretemporadas al
extranjero las cuales suponen un amplio desembolso.
No me
malinterpreten, el dinero debe estar en las canchas; eso sí, con cordura. En un
artículo publicado en Meridiano por Víctor Gómez, hace más de un mes, se
desnudaba que de los 18 equipos de Primera División 9 tenían deudas con
jugadores y cuerpo técnico. Entre tanto desembolso y deudas, ¿cuántos equipos
se plantean la construcción de infraestructura propia, para así en un futuro
ahorrarse los gastos concernientes al alquiler de diversos espacios?, ¿cuántos
invierten en las categorías menores, entiéndase materiales y personal de
trabajo, en vez de contratar a jugadores extranjeros con desorbitantes
salarios?, ¿cuántos inversores piensan en que le dejaran la institución cuando
les toque dejar de apoyar económicamente al equipo?
La
gloria presente de equipos como Mineros, Táchira o Carabobo, bien puede
significar su futura desaparición. Consultar al Marítimo y al Unión Atlético
Maracaibo. Quizá no su desaparición, pero si su endeudamiento: Estudiantes,
Lara y Anzoátegui son muestras recientes.
Se debe
aprender a invertir. Jugadores como Alejandro Guerra, Edgar Jiménez, Cristian
Cásseres, Franklin Lucena o Evelio Hernández, siempre conseguirán un buen
postor bajo el cual refugiarse, jugar, disfrutar y pelear títulos; pero ¿qué
pasa con nuestro fútbol? Pocos creen en la inversión concienzuda y paciente, y
es allí donde está la calve. El futuro de una institución y del fútbol
venezolano debería importar más que levantar un Torneo Apertura en un oasis de
carencias.
Para leer: Por eso es que este país está así.
Muy cierto tu analisis; mejor dicho no puede ser. Siempre he comentado; que los dirigentes y la dirigencia del futbol le debe gustar el dinero y el futbol. Al gustarle las dos cosas; siempre se mantendran a; border de no perjudicar alguno de los dos ("gloria del hoy y el hambre del mañana" o alguna loquera futbolistica que no genera dinero) ...
ResponderEliminarGracias por el articulo....
Luis
Los dirigentes de nuestro fútbol tienen que entender como funciona este mundo, y trabajar en pro a un mejor futuro. Saludos, Luis.
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