martes, 8 de noviembre de 2011

¿De quién eres hincha?


El color de la franela que más te gusta, quizás, con el bordado de color clásico, de ese jugador que más te exalta. Tu piel es la playera, entonces son hermanos de raza, todos los que una similar lleven puesta. El teatro, verdoso, astas blancas en los extremos, y un balón de tono variante según el sponsor o el periodo del año. Se cuelan en tus ojos rostros conocidos, algunos solo de vista, otros nunca antes observados y ves como sube y baja una marea de ese color que tanto te identifica… Mientras, ese sonido, ese canto, ese himno de guerra, entra por el orificio de tus oídos, escala por tu cuello, se instala en tu cabeza y baja, por toda la humedad de tu cuerpo… en forma de impulsos de motivacionales… Estas en un estadio de fútbol.
Y el alcanzar el orgasmo mediante un grito de “gooool” hará que te hagas llamar hincha. Pero… ¿De quién?

Tú saliva en un escudo, los insultos que salen de tu boca, la negación a sentarse al lado de un color rival en un autobús, tus ilusiones manando por tu vista mientras gotea tu nariz y esa sonrisa durable tras el éxito ajeno… Pero… ¿De quién eres hincha?
Me cuentas que tu abuelo, se lo pasó a tu papá, y de chamito te cedieron esa gorra. Alguna voz, dice, que simplemente se enganchó en una racha positiva, otro, aún tiene las marcas en su brazo de aquella persona que lo arrastró, o descansa en su memoria ese partido, ¿quién sabe?, tal vez ese jugador… que lo enamoró.
Presidentes van y vienen, dirigentes como arroz, jugador alguno deja su tatuaje en tu retina, otros se convierten en la ceniza de la frustración que causará esa incurable tos en tu garganta, solo salvable con el jarabe de un nuevo triunfo. Una violación al código emocional del hincha cometió este jugador, aquel técnico, o ese afanado dirigente. Todos se van y vienen, pero ahí estas tu, con tu franela, con tu manojo de ilusiones y tu feroz deseo de ser parte de algo. Das la vida por un equipo cuando valoras más el partido que esa cosa que sabes debes hacer… y eso que no te pagan, al contrario, tú les pagas por dejar de vivir.
Los jugadores, se adaptan a sus necesidades, los técnicos dejan la maleta siempre armada, el dirigente con ese ring del teléfono que nunca dejará de sonar y unas vitrinas que a veces, en algunos clubes, se llegan a llenar. Una entidad que pocas veces cae en manos de los mismos… Entonces ¿De quién eres hincha?... Si todos se van y tú te quedas ¿De quién eres hincha?... Si no estás adentro del medio y no vives de eso… ¿De quién eres hincha?.... Criticas, exiges, pides, alientas, gritas, traspiras, ves, actúas, ¿para quién?... ¿Qué es ese club, si hoy es todo disímil a hace 50años?... ¿Por qué sigues ahí, por qué con ese equipo? ¿Por qué?...
¿Si todos van y solo ustedes se quedan, será entonces… tal vez… quizás… que son hinchas de su propio ego? ¿O esclavos de sus propios deseos? Será, tal vez, que llegan a vivir una vida ajena, o a encerrar los problemas en la caja fuerte surreal del fútbol… Pueden sentirse tranquilos, cero juicios de mi parte, solo ayúdenme a entender y contéstenme esta vez, realmente, sinceramente y sin temor a la verdad… ¿De quién son hinchas?
Lisbm. Lizandro Samuel.

2 comentarios:

  1. ...de Lanús.

    "dejar de vivir"... ¿No será mucho?
    El fútbol es el deporte más espectacular que se haya inventado. Y flaco, no te das una idea de cómo mejora ese espectáculo cuando realmente deseás que gane uno de los dos equipos. Es más simple de lo que pensás.

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  2. Seguro. Entiendo y comparto tu punto. El fútbol es una de mis pasiones más grandes. Esa frase hace alusión exclusiva al "fanatismo extremo"...

    Gracias por dejar tu opinión.

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