miércoles, 8 de febrero de 2012

Especialistas y equilibrio (Evolución II)


Juro que aquel día cuando la dureza de un meteorito resultó en el impactó auditivo que produjo una gama difuminada de rojos, se sintió el último aliento jamás visto de los dinosaurios, muriendo así por ende algo llamado: prehistoria. De hecho, aún recuerdo cuando sentado en una silla blanca, frente a mí, hizo acto de presencia un gran maestro, con un libro bajo el brazo y sonando en su reloj de muñeca las 9:00am, mientras una gota de ansiedad bajaba por mi frente, él solo pudo exclamar: “Lo único constante es el cambio”.

                
Es así, “todo cambia y todo queda” como dijo Serrat, y realmente “se hace camino al andar”. Por eso es que el fútbol tiene una doble trampa, ya algo expuesta por Panzeri en su libro: “Fútbol: Dinámica de lo inesperado”, subrayando un titulo perfecto para la consistencia de este deporte.

La doble trampa del fútbol consiste en lo requerido de un estudio profundo si se quiere entender algo del juego, y en la nulidad futura de lo adquirido en el presente. Es que más allá del deporte, en la vida, “mientras más aprendo más cuenta me doy de ignorante que soy”.

La tecnología actual nos tiende una trampa de consumismo: todo cambia o varia muy rápido, más que antes; de este modo, el celular que compramos hoy, en dos meses pasará a ser totalmente inútil.

La evolución del fútbol es similar ya que la misma va unida con lo que en PNL se denomina “creencias”. Los llamados “especialistas” están en extinción y  la talla de los Piqué, David Luiz, Xavi, Busquets, Romeu, Silva, Rooney o Sema Velázquez, Tomás, Lucena y Miky, rompen esquemas antiguos que dictaban el uso de: “Un medio defensivo y uno ofensivo. Un lateral que suba y el otro que se quede, un 11 y un 9”, hoy por hoy, el futbolista es un ente integral de virtudes diferentes, las cuales debe trabajar de modo individual en los entrenos.

Entonces resulta arcaico el uso de piezas que “solo” sean buenas marcando, “driblando” o “defendiendo”. Pierde utilidad en la selección, por ejemplo, un marcador nato como Francisco Flores, o sería inútil un central que solo fuese gran defensor, como en su momento el “Patón” González. Es que el juego actual pide jugadores que dominen diversas facetas.

El Caracas, recién eliminado de la Libertadores, renunció a alinear al Chiqui, La Pulga y Peña desde el arranque de ambos partidos. La unión de jugadores con idiomas de juego similares, da una expresión sublime de dicha idea, sin la necesidad de caer en la redundancia de características, como le pasó a la selección en su último amistoso, tras el cual abusó de la velocidad física.

Creo que el tema pasa por tener claro un idioma que escoge el dirigente y para el que selecciona a un entrenador, el cual a su vez, coloca a los mejores intérpretes.

Quizás la idea roza algo de complejidad y realmente nada estoy descubriendo cuando hago alusión a ciertos trabajos del gran Martí Perarnau. Así, rectifico que para mí no hay jugadores buenos ni malos, solo útiles y menos útiles en función del D.t y de su idea.

Nada descubro tras varias líneas de este escrito, nada totalmente mio ni de mi autoría, sino un compendio de modelos actualizados de otros autores, que entre otras cosas me ha dejado la enseñanza de aprender a estudiar esto todos los días, porque en el fútbol como en la vida, la ropa que un día nos sirvió al otro ya nos queda pequeña, se daña, o se nos hace vieja; una lastima que tras observar al fútbol venezolano en general (Medios, técnicos, dirigentes) aún quedemos en creencias vieja que ni en un pasado ni ahora, nos han servido demasiado, después de todo como dijo Albert Einstein: “Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Articulo relacionado: EVOLUCIÓN.
Para seguir leyendo: Puyol el Grande.

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