sábado, 25 de febrero de 2012

La piscina vacía.

Las ruedas secas de una patineta o de unos patines dejan marcas dolorosas sobre el cemento de nuestras piscina, la misma que creemos estará llena para el próximo curso o al menos habrá subido su nivel, pero sigue estando vacía y cada día más marcada, incluso con el ruido blasfemó que retumba en eco entre la grandeza de sus paredes, ese ruido efímero que huele a mentira, que se siente banal y que deja el grafito de una herida cada día más profunda.

                
¿Cuántos de ustedes han nadado… y sentido el agua en su piel, a esa temperatura agradable o puede que desagradable, para luego relajarse en una piscina llena… llena de agua sin eufemismos… llena de agua para flotar y verse desde la luz del sol o el sonido armonioso de su relajo interior….? ¿Cuántas veces has flotado plácido/a sobre una piscina? Y luego has soñado que caes sin parar de un edificio, para tu cuerpo estrellar contra la cruel realidad de una piscina vacía.
                
Vacía de proyectos, vacía de nivel, vacía de sensatez, marcada de estupidez; cada vez más palpable, por más que buhoneros sigan vendiendo un empaque sin juguete bajo el eslogan: “El fútbol venezolano esta creciendo”
                
Creciendo esta la fe a que esto mejore, de que un producto pésimo con nivel en involución se ate al cabo de la cordura y empiece a rodar hacia un futuro más alentador, porque ya estoy fastidiado de que año tras año se cague la misma mierda y se siga comiendo lo mismo para seguir defecando igual…
                
Mientras los terrenos del Real Esppor son invadidos, en una foto que escribe debajo: “Solo en Venezuela”, la junta directiva, como premonición temerosa desde el día de su fundación cuando en el ritual de bautizo se evocaron los fantasmas del Marítimo, UAM y compañía; se ha quedado sin dinero, con la deuda de tres meses a sus jugadores más la prohibición de hablar con la prensa.
                
Queda sin memoria la tortura del curso pasado, con Atlético Venezuela, Caroní y Zamora, sufriendo por la demora. Y siguen vendiendo cajas de comida totalmente vacías.
                
Vacías más aun desde la expansión, en un país que por mucho que me hiera esta afirmación, carece de medios para mantener 18equipos en primera división. Los torneos internacionales son la historia de siempre, buscando gestas históricas eventuales, cada año, con mayor sabor a utopía.
                
Pero año tras año es lo mismo con la misma promoción de eslogan, eso sí, ahora con la moda de pedir respeto en una de las ligas que más cobra por ver fútbol (Latercera de Sudamérica) y que aun así LE DEBE A SUS JUGADORES.
                
Que vacía es nuestra piscina. Alguien debería decir que falta el agua en una construcción gigantesca, tan grande y tan vacía que cada día se ve más fea.
Para leer: El goleador.


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