sábado, 26 de noviembre de 2011

Admiración + Incomprensión = Juan Arango


Cuadros de chocolate en el abdomen y el mejor bronceado. Sonrisa atrapa novias en un rostro de revista. Cuerpo musculado, siempre vestido a la moda, y un canapé para la prensa en cada conferencia… Un crack de marketing, dueño de la prensa rosa, envidia de las revistas de economía… “Me pitan por ser guapo y rico”, decía Cr7 tras salir empapado de insultos en algún terreno de juego, rutina por demás; al margen, un gran jugador, producto con valor añadido… y si falla una jugada, una pose para la cámara; ese el crack 3.0 del marketing actual.               

En la sombra, en aquella esquina donde los ojos no buscan, pero la luz propia llama, descansan las figuras de productos que se venden por su calidad, y cuyo valor añadido es ese “extra” de sudor en cada partido. Juan Roman Riquelme, tiene rotas las piernas de tantas veces que se le ha acusado de “pecho frío”, mientras un poco de tierra reseca su garganta, por ir en contra de esas abstracciones tan de moda hoy en los medios mundiales.
                
En la distancia, escucha desde el horizonte alemán, una figura un tanto desgarbada, cabello corto, las mechas largas son tumbas de los primeros recuerdos, cuando un aplauso llega a sus oídos, una cana que dicta la experiencia, la evolución como aliado, el “Gloria al Bravo Pueblo” de fondo, a su vez, que la Vinotinto se tatúa en su piel, la introversión lo abraza, y un beso de gloria por cada gol anotado. ¿Quién dijo que hay que ser guapo y rico para ser buen jugador?
                
Se cotizó en España, ahora los historiadores agradecen tener un dato insuperable: El primer jugador venezolano en destacar en “el viejo continente”. La ficción de los medios, envueltos por el deseo al bien ajeno, lo situaban hasta en la en la “Selección de Marte”… ¿Tantos clubes importantes lo habrán querido de verdad?
                
“Es feo pero es lindo” Yo tenía 11 años, y la chica de mi salón que cantaba tal oración dio fruto a una pintura muy difícil de medir por cualquier termómetro; agarren para donde quieran, Juan marcaba, la selección de Richard seducía, y su bandera insigne europea no era editada para las revistas rosas, solo para las de deporte.
                
El alcance de un icono mostrado en una lagrima nacional, cuando el codo de Javi Navarro cortó su respiración nasal, oliendo peligrar su salud en un charco de sangre, momento para el recuerdo y punto de avance… menos mal.
                
Quizás por no dar patadas o por ser humano… Créanme, no lo sé; pero ahí estaba él, en una silla de cuero marrón, un tumulto de personas y un piso bien pulido, para que de frente un tipo vestido de negro, juez de Venezuela, hiciera sonar su martillo: “Culpable”, acusado de apatía, forzado a recibir en silencio azotes en críticas, no hacia su rendimiento, si no, a un supuesto ego más propio de otros jugadores.
                
Ni las más de 12 horas de vuelo sirvieron de testigo para convencer al jurado de su obvia inocencia, coartadas de abogados defensores aparte, El “Huracán del Caribe”, como lo bautizó un medio español, prefería conseguir su libertad por “buena conducta”, hablando en el terreno de juego.
                
La etiqueta de mercenario siempre queda mal en este deporte, se olvida que es un trabajo y la parte mercantil es de mucho valor al momento de hacer zarpar el barco; de igual forma, la selección ya resulta un roce innecesario para ciertas figuras. Messi, con o sin la albiceleste, ya construyo un rancho en la antología del fútbol. Juan puede vivir sin la cinta de capitán o sin el bordado 18 de Venezuela, su camino esta hecho, los usa porque quiere.
                
De cualquier forma el buen jugar lo cobija de nuevo, cálida inteligencia, parece un enganche de esos que hoy son cada vez más mito en el fútbol; su silueta es de la familia nacional, se desancla su apellido, como si todos fuésemos burda de panas de él, lo llamamos Juan… siempre hay sencillez con el admirado héroe deportivo del país.
                
Su nombre pasa bajo la mesa, su juego inspira respeto en todo el mundo, su pegada es pesadilla del arquero rival la noche antes del partido y un libre directo cerca del área, significa un filoso cuchillo en la garganta de cualquier equipo. Como si se tuviese licencia para insultar al humano, se olvida que las máquinas y el marcar en cada partido, son hijos de la utopía, ni los de la plasytation juegan bien siempre. Juan habla poco, y siendo franco con palabras poco dice (Sin ánimo de ofender), vende menos aún, él prefiere deberse al equipo y no a los caprichos de la afición y la prensa. En México, España, Alemania y Venezuela, pisa la pelota siendo efecto de sonrisa en los que entendemos esto, otros que se conformen con ver cuando tire caños o haga goles. Sus apodos nunca nos agradaron, para nosotros es solo Juan, el hermano del pueblo y un brindis además, porque haya decidido ser nuestro capitán.
Lisbm. Lizandro Samuel.

4 comentarios:

  1. Muy bueno, creo que es la realidad del fútbol de hoy en día, el que se deje llevar por el marketing o los medios sera sepultado en la mediocridad de las cámaras y del endiosamiento característico. Arango por su personalidad lo ha convertido en un gran profesional y gran persona que dejara una huella en todos los venezolanos por muchas generaciones, el estúpido anónimo que comento anteriormente debe ser que le gusta es el beisbol y como el articulo no se refería a eso se molesto la niña yo le respondo al anónimo eres una cagada

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  2. Gracias "Vinotinto", muy correcta tu opinión. // El comentario de "anónimo" al que haces alusión, ya fue removido...

    Saludos.

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  3. Realmente Juan, como tu lo llamas en tu escelente anàlisis es sencillez y maestrìa a la vez y me recuerda a Roger federer, decente, tranquilo y caballero, Su talento no tiene nada que envidiarle a Beckam por ejemplo, sus tiros libres combinan potencia y colocaciòn, su valentìa y cerebro son fundamentales en juegos apretados, realmente todo un crack y criollo como la arepa.

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