viernes, 16 de marzo de 2012

El pastelero


Me sigue sin quedar claro el génesis del término, aunque me consta que su origen dista de rondós nacionales; ironía por demás.
                
El concepto se me hace turbio, ha ruido de metro, de avión despegando o de carro en autopista; mientras su contorno lo dibujan en garabatos solo entendibles para aquel que lanza el supuesto insulto….
             
Algo, creo saber, tiene que ver con aquel que sigue a un fútbol lejano, o apoya a rivales, o es hincha del foráneo dejando huérfano al club de su barrio. Desde afuera me cuentan que tiene relación con aquel que cambia de colores con la facilidad con la que el pastelero (Confeccionador de pasteles, entiéndase tortas en Venezuela) se mancha del color de las cremas a usar (Camaleón, en términos de beisbol Venezolano).
                
Y si bien siento que en el juicio final poco ha de pesar el apoyar al Chelsea habiendo nacido en Caracas, soy de los que suele defender lo propio por encima de lo ajeno, más aun cuando acostumbramos alabar nirvanas externos en los que denigran nuestro accionar; tal como lo dijo Miku: “En el exterior a veces quieren que le vaya mal al venezolano” y nada soy de idolatrar, menos que ver con amar a un club o selección ajeno a mi país…
             
De igual forma, al prender la TV, si se mezclan colores blaugranas con merengue ¿Cómo dejar de ver el partido? O evitar esperar con ansias una final de UCL; eso sí, para el que haya estado en un Caracas-Táchira o viceversa, entiende que es una fiesta sin símil en cuento a folklore nacional se refiere y, claro esta, mucho aporte sureño en cantos y formas de las barras… Digo, ¿Esto no los hace victimas de su discriminación?
                
Entonces, mientras siento el espesor de la sangre del fútbol venezolano rozar mis pies al pasar por el estadio, una piedra se sienta como arma homicida justo al lado del cadáver del balón cuando una ambulancia llama a las puertas de un hincha caído, mientras aquel digno de recibir ¿insultos? En etiquetas de repostería, se deleita con fútbol internacional, viendo goles de Messi, gambetas de Rooney, o escandalos de Zlatan, desde la comodidad que otorga el estar frente a cualquier TV u ordenador.
                
Van al estadio y los insultan, excluyen, apoyan al ajeno, nada para justificar, o van a ver a Yaracuyanos con la franela del Arsenal o al Monagas con la del Barcelona. Gritan goles marcados a los Vinotintos y se aburren con las proezas de Arango; laurean a Riquelme en Barinas, se dividen la casaca nacional con la de Brasil y hacen caravanas tras el triunfo de Italia, España, Portugal o Alemania, siempre desprestigiando su tierra y como costumbre del venezolano, envidiando la piel ajena.
                
De cualquier forma, como el fútbol es SOLO FÚTBOL, y la vida tiene sentido sin un balón, algo tiene claro el pastelero, y que conste que mientas escribo esto el teclado se humedece con un goteo de origen personal… El pastelero tiene claro que por más que lo insulten, al menos siguiendo a la Juve o al Milán a la distancia, su vida se conserva a salvo, cosa que es más de lo que puede decir cualquier hincha nacional al ir al estadio. Sí, le gritan al televisor y los otros bailan en vivo, sin la certeza de salir vivos; ¿Quién se esta equivocando?

2 comentarios:

  1. Estimado, el origen del término "pastelero", se refiere a la tonalidad de las camisas que varias selecciones nacionales de fútbol solían utilizar en las décadas de los 70's, 80's y 90's, que en su mayoría eran de colores pasteles. En los últimos años, la generalidad de los diseños de uniformes de selecciones nacionales de fútbol, se han tornado de colores más vivos u oscuros. Los mejores ejemplos: Argentina y Brasil. Dos selecciones, por cierto, que eran seguidas con mucho fervor por la mayoría del público venezolano, que, en aquellos años, se interesaba por el fútbol únicamente cuando era época de Mundiales. Claro está, siempre existieron grupos que, en menor proporción, aupaban a selecciones como España e Italia, por razones de consanguinidad familiar, y esto último no es para nada criticable. La polémica se presenta cuando personas que no tienen afinidad familiar con otros países, se desviven por sus selecciones, como si fuesen la suya propia, en este caso la venezolana.

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  2. Sí, hay varias teorías al respecto...

    Gracias por el aporte al blog.

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