sábado, 3 de marzo de 2012

El aborto del enganche.

Sí, sí… voces mundiales altas en pro y en contra tras un debate añejo que deja estelas con olores a creencias o experiencias personales; y puede nacer un feto, promete ser un humano si la idiosincrasia materna lo permite, pero el padre, la historia, la familia de ambos… oh, que desdicha, parece ser un bebé indeseado, ¿Por qué abortarlo?, pobre, él solo quiere jugar al fútbol.

Y a veces lo dejan, pero látigo con sal sobre la herida abierta para con la negación de sus aptitudes. Creencias rancias ahogan las fronteras de la madre patria de Venezuela y hasta en compotas, nos arreglan boda con el 4-2-2-2.
Y si aquellos grandes lo han afirmado, algo de verdad habrá en el asunto, cuando Bielsa, Pep o Juanma Lillo, expresan que el fútbol es de triángulos y sin formar los mismos resulta complejo mantener la posesión del balón.
De ahí que se pusiera de moda el 4-2-3-1, variación previa para ocultar el deseo de un futuro 4-3-3, parecidos mas muy diferentes. De ahí que Farías, en el Sudamericano sub20 que nos desvirgo de la ausencia en mundiales, exigiera a Peña tomar posiciones centrales, para que Carlitos Fernández quedase de extremo y Salo, Kanu o Jhonatan, cayesen por la otra banda. De ahí que Arango este en periodo de metamorfosis total al enganche inexistente en Venezuela.
Todo es un tema de cultura, por negación a cambiar el esquema en el 90% de los equipos o escuelas nacionales, durante la “formación” del jugador, obligan al enganche a jugar como mediocentro o dependiendo de su explosividad, como extremo o incluso delantero. Al “11” que le cuesten los goles lo reculan a volante y el volante goleador lo adelantan a punta. Al “5” puro le piden ser central y al lateral con “calidad” lo convierten en “5”, y en todo este laboratorio olvidan formar enganches o volantes creativos (Alejando el concepto de creación al de desequilibrio), “9” puros o centrales con salida.
Lo dijo Saragó (Entrevista en “Fútbol al día” hace un par de años), en Venezuela se evita jugar con línea de tres porque no existe la formación de la misma en las bases, porque para tener la pelota hay que formar arqueros que jueguen con los pies, centrales con salida e inhibir el despeje como aptitud base.
Esta claro que el fútbol tiene muchas formas de jugarse, miles de estilos y sinfín de maneras. Se puede jugar con o sin la pelota, con el complejo juego de posición o el arte del contragolpe, con la belleza de la defensa en zona y sin presión o con la defensa con pelota; y para ejecutar todas a modo prolijo, debe existir un mínimode cuidado o sentido para con el balón, porque cada acción genera una consecuencia y actuar sin saber que se quiere generar es como tirar cotufas los aviones esperando romperle un ala de dinero.
Las creenciasson como la ropa, nos dejan de servir con el tiempo, por ende el gong esta vez va para los formadores, que tratando de priorizar la victoria erguida como el mejor entre los mediocres, olvidan formar jugadores aptos para el fútbol elite, escondiéndose en lugares comunes ya obsoletos (A día de hoy en ciertas escuelas se sigue hablando de “carrileros”, stopers o líberos, ironía aparte con conceptos que carecen de cabida en la casa de nuestra esposa el 4-2-2-2).
Esta semana Venezuela cayó 0-5 frente a España, la cual con el esmoquin de Piqué, Ramos, Sergio, Iniesta, Fabregas, Xavi, Alonso, Silva, Cazorla, etc., etc., cachetean temas de “equilibrio” mediante la novedad de futbolistas en exceso diferentes, con problemas y soluciones distantes y funciones incomparables, pero todos cortados bajo una misma tijera.
Y mientras siguen matando futuros cracks en la ignorancia de lo que hacen llamar “formar”, el feto del enganche crece en la sangre de lo que nunca será y me pongo a jugar a lo que tanto detesto, es que quizás, pudiese ser que Piqué de haberse formado en Venezuela fuese centro delantero, Iniesta jugara de “11”, Busquets de central, Dani Alves fuese “exterior” o mediocentro, Xavi, medio defensivo, Silva jugara como punta y Cesc pegado a una banda, mientras Abidal acabara de contención y peor aún, puede que a Puyol nunca le hubiesen obligado a aumentar su técnica y pasara más tiempo reventando balones que guiando a los suyos al triunfo; entonces dudo de que estas “estrellas” tuviesen el nombre propio que hoy tienen; a la vez que sigo preguntándome en nuestro fútbol, sobre: ¿Cuántos cracks dejan escapar? ¿Cuántos artistas abortan? ¿Cuan corta es la paciencia para con los que más les cuesta? Y ¿Cuánto, pero cuanto, será el talento, inteligencia, ritmo y dinámica, que más que sumarle, se le resta a un jugador venezolano al ir creciendo? El feto abortado va más allá del pobre enganche, el feto abortado es por todos los jugadores (Profesionales o no) que mueren en el olvido de las deficiencias del fútbol venezolano.


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