De
haber tenido que escribir esta previa a principios de la semana, el titulo,
seguramente, hubiese sido la antítesis al escogido: “Con Paz en La Paz”, celebrando
el hecho de que por fin la selección preparada un partido eliminatorio sin
generar tanto ruido en los medios. En Bolivia, “El Diablo” Etcheverry habrá
pensado lo mismo, por lo cual resolvió hablar con una imprudencia impropia de
cualquier entrenador, asistente o miembro de un cuerpo técnico. Farías
respondió a medias en Twitter, la cuestión salpicó a Azkargorta quien, en
respuesta a un tweet del técnico venezolano, aclaró: “No mando a nadie al frente en mi lugar. Algunos
deberían bajarse del pedestal al que no han subido todavía. Mis ayudantes se
expresan libres”. Da igual, entre tanto vaivén de palabras, Marcelo Martins
Moreno incluido (“Sabemos que vamos a enfrentar a una selección que viene
creciendo, pero que no es mejor que Bolivia”), conviene recordar que los partidos se juegan y se preparan en
las canchas, no en salones de prensa o vía Twitter.
Y es
que pedir Paz en La Paz se antoja una utopía, pues son de sobra conocidos los
efectos fisiológicos de la altura boliviana, los cuales le juegan muy en contra
a todos los visitantes y muy a favor a los locales. Por esto, la preparación
para el partido era una cosa mucho más engorrosa que los trabajos futbolísticos,
la cosa era dominar la altura; objetivo, según Tomás Rincón, cumplido: “Nosotros jugamos contra Bolivia y no contra la altura. Ya a
la altura la derrotamos y ahora vamos por Bolivia”.
Como atenuante, la última visita al feudo boliviano previo al cual se realizó
un excelente trabajo físico.
Pero
tras aquel cotejo y pese a la victoria 0-1, reinó la sensación de haber jugado
mucho con el azar: Bolivia llegó al arco venezolano innumerables veces;
Venezuela defendió muy cerca de su área, y por momentos se limitó a correr en
desorden tras el balón; prácticamente una sola llegada al arco local dejó como
resultado un gol inesperado. El partido se ganó, mas el desarrollo del mismo
invitaba a un marcador diferente.
Amparándose,
otra vez, en una buena preparación física, ojalá la futbolista, para la
ocasión, también sea la adecuada. Es difícil o ilusorio pedir algo muy
diferente al ideario habitual de Farías. Bloque corto defensivo, iniciando la
presión en zona2 (Mitad de cancha), debería ser el camino, amén de esos
momentos en los que, como de costumbre, tocará defender más cerca del arco.
Evitar
los disparos lejanos es otra cuestión a tener en cuenta; en ese sentido, los
achiques deben de ser tan constantes como precisos; igualmente, mantener las
líneas juntas y reducir los espacios de conducción rival resultará
especialmente útil.
En
lo concerniente a la ofensiva, presupongo se usará la tónica habitual para este
tipo de partidos: velocidad al espacio y trazos largos a las espaldas de los
defensores; igualmente, si es Renny Vega el arquero titular, su saque largo
debería ser una lanza muy filosa en pro a herir a los locales; además, con un
hipotético 0-0 en el marcador bajo el apremio del reloj, jugar con la ansiedad
boliviana puede ser una estrategia fructífera.
Por
otro lado, conviene resaltar una ventaja en relación al último antecedente: el
viernes se jugará con una buena parte de la columna vertebral. Esta acción, a
priori, se toma como una valoración a los aspectos relacionados al juego
propiamente dicho. Tener a los jugadores insignes y no a un bloque preparado
sólo para el día viernes, de los cuales difícilmente la mitad vuelva a ser
titular en algún otro partido, es asumir una perspectiva más realista de lo que
puede ser el desarrollo del cotejo.
Mientras
tanto, el recuerdo de Ramón Carrasco ronda en el aire, ¿se acuerdan?, el
técnico uruguayo quien mucho habló previó a un partido bautizado como el Centenariazo. Ya lo he argumentado
cuando se trata del discurso de Farías o del cuerpo técnico Vinotinto: eso de
“no somos Cenicienta” y “Venezuela se respeta”, quizá es, o era, un grito de
convencimiento propio; lo mismo pasó con Carrasco queriendo convencerse a sí
mismo de cuanto él creía era verdad: Venezuela podía ganarle a Uruguay.
Etcheverry, puede que queriendo pavonearse haya desnudado las inseguridades
propias, después de todo nadie dijo que Venezuela fuera superior a Bolivia.
Repito, sea cual sea el resultado, conviene recordar: los partidos se juegan y
se preparan en la cancha.
Para leer: Esta y La Otra
Ciertamente la cancha es el escenario de lo posible y lo inimaginable, la cancha es el Juez definitivo de cada juego, allí los protagonistas no usan palabras sino músculos, honor, pensamiento proactivo y reactivo, inteligengia y sabiduria práctica de acuerdo a las necesidades. Cuando alguien se eleva es porque tras ello hay falencias bien sabidas en lo interior. Atacar es una forma de defenderse en cada ámbito de la vida, a muchos ni les importa perder la seriedad con tal de dar en el blanco y catalizar problemas. Es una premisa de nuestra imperfección. Pero sólo en la cancha se sabrá como se bate el cobre.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tus palabras, Sergio. Quiero rescatar un trozo de tu comentario: "Atacar es una forma de defenderse en cada ámbito de la vida". De acuerdo.
ResponderEliminarSaludos.
Excelente articulo, y totalmente de acuerdo, quedo desnudo el miedo y la inseguridad actual del Futbol Boliviano... Nadie a dicho en ningún momento que nosotros somos mejores que nadie... Solo nos hemos dedicado a trabajar con esfuerzo, serieda, y humilda... y demostrando siempre en la cancha, no con la Boca, como se dedican muchos equipos de las Eliminatorias Sudamericanas en la previa de un Partido contra Venezuela... VAMOS VINOTINTO QUE SI SE PUEDE... El País esta con ustedes...
ResponderEliminarEn las conferencias de prensa no se ganan partidos; sea cual sea el resultado eso siempre se debe tener en cuenta. Gracias por pasar, leer y comentar, Miguel. Saludos.
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