miércoles, 28 de marzo de 2012

El dueño del fútbol.

Sables de luz chocan en chispas sonoras que brotan en el calor de verdades con sabor a mentiras, pastillas de mentas que dejan el aliento con olor a cebolla en la rendija de creencias propias o ajenas que dictan lo subjetivo de entender el juego, mismo que tras un camino de luces consigue modelos aceptados en todos lados siempre que se nade en aguas profundas, esas que semejan a pereza para la mayoría de hinchas o medios y en todo este circo, lleno de espejismos y temas importantes sin real importancia, como si de una entrega de George Lucas se tratara, el enigma entre el dueño del dulce se siembra de la misma forma que la fuerza se debatía entre los Sihts y los Jedis.

                
La aparición de grandes entrenadores suele hacer cultos épicos a sus doctrinas, desmeritando, en ocasiones, a los futbolistas, mismos que actúan bajo un guion bien expuesto, y es que queda claro que si el actor es malo, la peli será pésima.
                
Y en todo el sentido de la montaña del éxito es obvio que para pegar la película taquillera u optar por un Oscar, el actor requiera de una buena obra, bien escrita, mejor dirigida; así, en esos momentos en los que el cromo del crack inclina la balanza, se roza olvidar el trabajo de un D.t.
                
Entonces las falacia mal vendida que seguro habrán oído: “Cuando ganamos, es por los jugadores, cuando perdemos es por el técnico”, se convierte en una moneda con caras favorables para cualquiera de las partes…
                
Creo que así como el D.t esta incapacitado para entrar y definir, el jugador lo esta para planificar, formar, guiar, exponer y manejar el Ferrari de recursos con la placa del “arte de la guerra”, ya que por muy estudioso que sea, la perspectiva externa y el disociarse de la cancha siempre ofrece un camino más claro.
                
Los medios ofrecen debates falsos, ellos los crean, y la caricia de la realidad me ha dicho que ambos se merecen: El gran jugador y el gran D.t, si algo falta en la ecuación, la victoria es improbable.
                
Mientras seguimos discutiendo estos temas, la saliva espesa cae al piso otra vez, para desmeritar el trabajo de un técnico o para sobrevalorarlo, sin entender el 50 y 50 de este juego, que al fin y al cabo, nos guste o no, se llena de magia y emoción, en el castillo feliz-épico de la historia, gracias a un grupo de gente llamados aficionados, los verdaderos jefes del fútbol actual y mercantilizado.


2 comentarios:

  1. muy bueno el articulo, sin embargo me tomo el abuso de criticar algo en el buen sentido utilizas demaciadas metaforas simil y mas recursos literarios que aveces siento que me pierdo lellendo y me olvido lo que decia el texto de arriba. es bueno utilizarlos pero no exageradamente como en este caso concidero yo. parece un libro de garcia marquez en vez de un articulo deportivo. gracias y disculpa nuevamente.

    ResponderEliminar
  2. Las disculpas están demás, tienes toda la razón, esos recursos literarios a veces puede que sean una marca registrada en mí, de la que sin querer puedo llegar a abusar y como todo en exceso hace daño, pues te agradezco inmensamente la observación.

    Mil gracias.

    ResponderEliminar