sábado, 12 de marzo de 2011

¿Y quien pone la pelota en el piso?


Y es que entre la estética y la efectividad, hay demasiada tela que cortar. Pero es que se me antoja a veces comparar esto con aquella muchacha extremadamente bella, que poco tiene en su cabeza para aportar a la relación, mientras que por otro lado tenemos a la chica, a ver, un poco aceptable de físico, pero cuya alma es capaz de llenar hasta el más grande de los agujeros negros. ¿Con cual se quedan? ¡Hey! Me resisto a pensar que solo estén estas dos, ¿Por qué no?, quizás un poco más complejo de conseguir (Como casi todas las grandes cosas de la vida) tengamos a la despampanante belleza andante, que al abrir su boca, es capaz de mandar en un profundo éxtasis poético al mayor de los patanes. Y entonces ¿Quién pone la pelota en el piso?
            Formalidades a parte, me aburre mucho, ¡Muchísimo! Ver esos partidos de fútbol, que se me parecen más de ping-pong: pelotazos vienen, pelotazos van. O inclusive, aquellos que se juegan cual set de tenis: 6-0; 7-0, y de más. Soy ferviente admirador del juego arras de pasto, atractivo, ofensivo, propositivo, pero, equilibrado, solido defensivamente, y que te permita tener el total control del juego. Es evidente que algo así, no se consigue de la noche a la mañana, requiere demasiado trabajo, mucha paciencia, quizás más de la que los clubes grandes (Más aun los de nuestro fútbol), puedan permitirse, por afición dirigentes, e historia. Ahora bien, como futbolista, y en mi faceta netamente competitiva, el jugar bien, me sabe a muy poco, sino conseguimos la victoria, entendamos, simplemente (Y sé que no soy el único) necesito, y disfruto de ganar.
            Caemos entonces en el eterno debate, el que gana y el que lo merece, ¿Es el fútbol de merecimientos? ¿Se trata la vida de merecer u obtener? ¿Qué es realmente  el jugar bien? Resultan, obviamente, temas demasiado amplios para debatir en unas pocas hojas, y demasiado subjetivos como para hallar un punto común de acuerdo. ¡Es que se mata a los equipos que juegan con planteamientos defensivos para llegar al triunfo! ¿Recuerdan a al Caracas F.C de la Libertadores del año 2009? ¿Aquel que llego a 4tos de final? Sus planteamientos en Copa, no eran de un fútbol altamente vistoso, por el contrario fue un equipo altamente ordenado, muy inteligente tácticamente, de mucho pundonor y corazón, que además, supo aprovechar bien su mayor arma ofensiva: el balón parado. ¿Belleza despampanante? ¿A todos nos gusta el resultado con esta chica más no nos identificamos mucho con ella? Recordemos ahora el Caracas de la Libertadores siguiente, un equipo que se supo adueñar de la esférica en sus 6 compromisos, para supuestamente así “dominar al rival”. Sí, me refiero a esa versión del conjunto Capitalino que no supero la fase de grupos, cual mujer de bella alma, con la que acabas terminando, por que la verdad, no te gusta que te identifiquen con ella.
¡Vale! Son libres de interpretar las comparaciones de las chicas, como ustedes quieran, es más, les doy permiso para cambiar el posicionamiento de ambas chicas en mi comparación, según sus gustos y puntos de vista, total, ambas reflejan mi punto, ninguna te llena del todo, y como sea estoy aquí para hablar de fútbol, para nada de mujeres.
            La palabra control, al igual que merecimiento, puede tener un amplio índice de interpretaciones, más desde mi humilde visión, controlar el partido, no es en los absoluto inherente a la posesión de balón. En la semana se trabajan muchas cosas, y cada quien debe saber usar sus armas como mejor le corresponda. Caracas F.C vs Flamengo, Libertadores 2010, 11 de marzo: Los Rojos del Ávila se adueñan de la pelota, generan en cierta mediada, algo de volumen de juego, llegan ocasionalmente al arco rival, ¿su definición?, insuficiente. El Flamengo, pareciera conocer ya a su rival, en contra de sus raíces amazónicas, se muestran calculadores y contragolpeadores; inteligentes, saben a quien y como marcar, en donde y como presionar, cuando y como retroceder. ¿Resultado? Vagner Love sorprende al estadio el min30, Castellin los pone a soñar, Love nuevamente, y Rodrigo Alvin, enmudecen el Olímpico. Dominar el juego es dominarte a ti mismo, y al rival, estudiar al contrario de ser necesario, haciendo que actué, según tu conveniencia, o dejando que actué, de la manera en que ya pensabas que lo haría.
            Jugar al ras de piso, no es nada fácil en el balompié nacional, teniendo en cuenta los deplorables engramados, en los que la mayoría de las veces, toca desempeñar cada disputa, y peor aún, los campos de entrenamiento en los que toca preparar los encuentros (La Guacamaya, no es ni mucho menos, un lugar medianamente apto, para que un club como el Deportivo Petare, prepare sus encuentros internacionales). Es así, como se desenvuelven un gran número de partidos ping-pong aburridísimos, que tampoco tienen que ver con dominar al rival. No es lo mismo esperar en tu campo, y contragolpear con 3 o 4 pases veloces (La Alemania de Sudáfrica2010) a esperar en tu campo y lanzar pelotazos, esperando que algún crack de arriba te resuelva la partida.
            Me parece que al menos, el 99% de las veces, el que gana, lo merece, inclusive en esos partidos en los que tan solo un disparo a puerta te da la victoria, en contra de los otros veintitantos de tu rival. ¡Y es que a veces matamos a los denominados “injustos” vencedores, como si ellos no hubiesen entrenado nunca, jamás hubiesen preparado el partido, ni se hubiesen mentalizado para el encuentro! Esta claro, que en el ejemplo anterior, el que disparo, tan solo una vez, entreno un poco mejor la definición que su rival, y eso, en el fútbol, vale, y mucho.
            De nada me sirve tener la pelota, si no se que hacer con ella, si no se definir, sino llego al arco contrario, si cuando me atacan una sola vez me anotan. De nada me sirve defenderme, si cada pelota que me queda la desperdicio con un insultante pelotazo a “donde sea”, sino tengo la fortaleza psicológica necesaria para correr tras la esférica en los mayores pasajes del partido (Esto es quizás lo más desesperante que puede haber dentro de una cancha, y el saberlo hacer correcta y pacientemente, tiene mucho merito). Pero eso sí, siempre, cada equipo, debe tener algo bien claro, a que juega, y como lo juega; la “identidad de juego” me resulta, algo muy necesario para aprender a ganar.
            Mención a parte, merecen entonces técnicos como Sanvicente, Saragó o Carlos Maldonado, los cuales, independientemente de la estética y el resultadismo, siempre quieren imprimirle una identidad de juego muy marcada a sus equipos, para a partir de allí, ir trazando poco a poco el camino del triunfo, y del juego, realmente deseado. Son técnicos, que si bien, innumerables veces se han equivocado, se enaltecen, como los sabios, a la hora de utilizar sus plantillas, el campo de batalla, el enemigo, el entorno previo, durante, y posterior (¿Leyeron alguna vez “el Arte de la Guerra”?). En la actualidad, y permítanme salirme de las fronteras nacionales, existe un equipo que según los expertos más añejos, puede quedar en la historia como el mejor de todos los tiempos. El Barcelona actual, es un deleite, para cualquiera que entienda un poco de fútbol, pareciera ser que el “Arte de la Guerra” lo ha empleado muy bien el maestro Guardiola, que claro esta, tampoco invento nada, simplemente recogió los frutos que sus ancestros le han dejado, pero no cualquiera con una lápiz puede escribir un bello poema, la mayoría, posiblemente solo logre plasmar soeces frases. Teniendo en cuenta además los jugadores con los que cuenta, este equipo, llena todas las facetas en las que se puede controlar al rival, defensivamente, es posiblemente el mejor del mundo, y ofensivamente, hace enamorar del fútbol hasta el más antideportista del universo. ¡Ah! y cuando le toca definir, la mayoría de las veces lo hace y muy bien.
            A veces gusta y otras no, subjetivismo a parte, ¿Merecer ganar? Es que los seres humanos, siempre esperamos formulas mágicas que nos resuelvan ciertos aspectos de la vida, o creemos que aquél que consiguió el éxito, independientemente de tomar caminos muy diferentes al nuestro, lo hiso por pura suerte, que lo consiguió por azar y fortuna. ¡Aplaudamos a los equipos que sudan y vencen! ¡Disfrutemos de los equipos que nos gustan! ¡Libremente pongamos en discordia las filosofías que no van con nosotros! ¡Hablemos con principios e ideas! ¡Digamos que nos gusta o no, como juga quien o cada cual! Pero jamás, oh, jamás, salvo despiadada trampa en toda su connotación ilegal, matemos al triunfador, al ganador, y al exitoso, usando la palabra “merece” o pero aún, la palabra “suerte” o “azar”, es que como dijo alguna vez Ferran Soriano, “La pelota nunca entra por azar” y es que nunca, ¡Jamás! Debemos olvidar que según Einstein “El azar no existe, Dios no juega a los dados”… ¿Y ahora bien? ¿Estas listo?... Dime pues ¿Quién pone la pelota en el piso?
12/3/2011
Lisbm. Lizandro Samuel
            

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