domingo, 20 de marzo de 2011

Un poco de respeto, por favor.

¿Y si entonces le pedimos a un fotógrafo profesional que utilice la cámara de su teléfono para ejercer su oficio? ¿O tal vez le decimos a un diseñador gráfico que haga sus dibujos en la arena? ¡Mejor aún! ¡Propongámosle a un escritor, que realice sus borradores, tallando en piedra!... Evidentemente nada de esto resultara sencillo, de hecho, se consideraría un insulto, plantearles estas ideas a los profesionales anteriormente nombrados, sí, un insulto, una falta de respeto, un mal chiste, una broma, socialmente es así; más esto no parece ocurrir, cuando se le pide a un futbolista profesional, ejercer su oficio en un “potrero”, situación cuando menos lamentable, si caemos en cuenta de que si bien esto es un verdadero INSULTO, para nada resulta ser un mal chiste, o una broma, tristemente, es nuestra realidad, la realidad del fútbol venezolano.
            Dejando de lado la crítica, hacia la falta de infraestructura deportiva, me gustaría hacer énfasis, en el poco cuidado que se le da a la poca que poseemos, y que para colmo, mucho usamos. ¡Vamos! No es tan solo una falta de respeto al jugador, lo cuales empezamos jugando en el potrero, con la firme ilusión de llegar a la elite, donde tu gol se paga caro, donde tu juego, es visto por millones, donde cobras por hacer lo que desde chiquito soñaste, para luego, al llegar, enfrentar un realidad, a veces dolorosa, de muchas carencias, para luego, después de que te prometieron jugar en el césped más verde que jamás hallas visto, hacerte trabajar, en el potrero del que siempre quisiste salir. Es que esto es una falta de respeto al deporte, al trabajo, al fútbol en general, y sí, y la afición, que paga una entrada por ver un partido de alto nivel, que va al estadio, o sintoniza un canal de TV para disfrutar del fútbol de elite, el cual, indudablemente, difícilmente lo podrán observar en terrenos tan irregulares como el Brigido Iriarte, o como el Olímpico, en sus malos días. ¡Es que incluso! Si vamos a los campos de entrenamiento, la mayoría de los equipos, poseen muchas limitaciones en este aspecto. ¿No resulta increíble que dos clubes de Primera División (Uno que jugo Copa Santander Libertadores) como el Petare y el Real Esppor, tengan que preparar sus encuentros en una cancha con medidas mínimas? ¿No les perece un tanto asombroso que clubes de segunda división lleguen a entrenar en el Parque Miranda (Antiguo Parque Del Este)?. Es decir, pedimos ir a un Mundial, cuando en nuestra categoría de oro, y en todo nuestro fútbol, tan solo un club posee instalaciones propias, las cuales, de paso, son muy, pero muy, inferiores, a las que poseen la mayoría de los grandes clubes, pertenecientes a las ligas de nuestros vecinos del continente.
            No sé a ustedes, pero a mí, me resulta altamente indignante ver partidos de primera división en estadios, con engramados tan deplorables, y créanme que no hablo solo de la Capital. Estructura, e infraestructura, sin eso es muy difícil avanzar, y si bien lo hemos conseguido, con pequeños pasos, imagínense, lo que podríamos hacer si cuidáramos un poco más, ciertos estadios, si tuviéramos mejores espacios de entrenamiento, si cada club tuviese su propia ciudad deportiva. ¿¡Es que tal vez estoy pidiendo mucho!? ¿Sera que estoy planteando un sueño, una utopía? Vah, total, mejor me quedo tranquilo, ya que el discurso de cabecilla es: “Vamos a un Mundial”. 
Lisbm. Lizandro Samuel.

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