domingo, 28 de agosto de 2011

¿Dónde están?


                
                Euforia desmedida. Cantos de esperanza. Sensaciones de gloria. Banderas color Vinotinto. 27 de enero. 8 de febrero. 25 y 28 de septiembre. ¡Qué glorioso fue el año 2009!
          Se preveía, sí. Aunque existía pesimismo, es verdad. Inclusive los ojos de millones de venezolanos se humedecieron amenazantes de estallar en un ruidoso y profundo llanto, cuando ese 27 de enero, en el minuto 90 pitan un penal a favor de la selección de Colombia. Grande Romo, gritos de júbilo, cuando el alargado golero venezolano redireccionó con sus guantes el arisco disparo, como si de un Dios se tratara, elevó el mundo con sus manos, y le dijo al continente que Venezuela seguía viva.
                Sin duda esa selección hará vida eterna en la memoria de todos los venezolanos que gritamos, sufrimos, lloramos y celebramos, mientras nos agarrábamos con fuerza el colorido escudo Vinotinto suavemente bordado en nuestra casaca nacional.
         Algo andaba mal. No se debió clasificar con tanto sufrimiento. Lo demás es un relato de historia, esa que seguramente todos los que están leyendo estas líneas, vieron y oyeron en vivo, desde el estadio (Afortunados) o frente a un televisor, quizás también, se limitaron a llenar de ansiedad sus oídos ante las voces de una radio. 8 de febrero, 3-1 frente a “La Celeste”. Estábamos en el Mundial.
                Un tal Orozco era el más joven de esa plantilla que hacia su debut mundialista en tierras de antiguos faraones. Como de costumbre en todos los eventos internacionales las banderas tricolores abundaban en el estadio, esta vez, para nuestra alegría, de manera justificada. 25 de septiembre, sonaba el “Gloria al Bravo Pueblo” por primera vez en un Mundial FIFA. Que motivadoras fueron aquellas notas, mientras divisábamos a unos jóvenes sub20 abrazados, al unísono que nuestros corazones latían con fuerza, mientras nos estrujábamos la suave franela y seguramente exclamábamos para nuestros adentros “¡Por fin Carajo!”
                28 de septiembre. Notando la fecha no fue casualidad. Es que fueron 8 goles los que celebraron, gritaron y cantaron, nuestros representantes sub20. No solo estábamos en el mundial, sino que además pisábamos con fuerza. Todo parecía un Edén.
                Hoy, tras dos años, esa esperanzadora selección, se ha convertido en leyenda y no en el presente que pronosticaban.
             Solamente Salomón, brilla es España. Ojo, ya jugaba en el país Ibérico antes de ese mundial. Mención aparte para Yohandry, fue para crecer, así lo hizo, y parecer tener esponjosas nubes, reluciente sol y relajante brisa, sobre su cabeza. No tiene techo.
             El de cabello largo, recurrente boca abierta para respirar, buen pie, excelente cabeceador, pintaba para consolidarse en Europa, un contrato por 5años con el Villareal, respaldaban los buenos augurios. Hoy José Manuel Velázquez se encuentra a préstamo con Mineros, tratando de retomar su nivel de juego; decisión similar tomaron Luis Ángelo Peña, Rafa Romo (Ya regresó a Europa), Pablo Camacho y Acosta.
           ¿Por qué? ¿Por qué esas voces seguras terminan siendo falsas alarma?  ¿Por qué esas visiones futuristas acabaron nubladas por la cruel realidad? Explíquenme ¿Cómo es que la sensación de seguridad, terminó aplastada por el rocoso presente?
                He escuchado y repetido, eso de que el futbolista venezolano tarda en madurar. Para ejemplo, ese escurridizo de gambeta eléctrica, que suele hacer levantar de sus asientos a los espectadores, casi de la misma forma que provoca maliciosos ruidos descendientes de las tribunas, algunos creados en el campo, por el uso excesivo de su principal don (Bien lo ha sabido transformar en su propia maldición): El regate…  Es injustificable, que tras 2 años, Jonathan del Valle, sigua cometiendo los mismos errores sobre el rectángulo de juego. Desorden táctico, poca visión y colectividad, uso en exceso de la jugada individual.
                 La nacionalidad venezolana, sigue siendo poco atractiva en el extranjero, mirada soslaya, suena de menor peso, se cotiza por debajo de su calidad en el mercado. Comprobado, cuando el “Minino” Flores fue a “probar” con Independiente de Avellaneda.
            Y suenan aplausos, algunas quejas acompañan, vehemente debate nacional, con inclinación a los pro-regla juvenil. Obvio, ha ayudado a dar paso a nuevas camadas de jugadores. Estelas de duda, visión distorsionada del objetivo, cuando hacen debutar a frutas verdes.  Carlos Fernández augurante promesa del DANZ, tras dejar de ser jugador de la regla, vio cada vez menos minutos. Hoy juega en el Petare, esperando el toque de un sabio maestro, Manuel Plasencia, para reimpulsar su carrera.
          Finales similares. Tras la exitosa Copa América se esperaba una fuerte migración de Vinotintos a equipos importantes. Fue más ruido que realidad, pocos se movieron
           ¿Quién sabe? Esto no pinta cambiar de forma inmediata. La única manera de acelerar el proceso artesanal de crecimiento de un futbolista, es mejorando el trabajo de categorías inferiores en todos los clubes del país. Dando paso, también, a nuevos conceptos de preparación y entrenamiento, aprendiendo de las metodologías más efectivas y destacadas a nivel mundial, evolución.
                Y me viene a la mente, centellante idea, voz del pasado, golpe de realidad, como ese sueño en el que te ves cayendo de un edificio hacia el vacío. Me viene ese recuerdo, aquella selección sub20 no tuvo un funcionamiento superlativo, pudo perderse en el camino. El colectivismo mejoró para el mundial y aun así se pecó de inocencia e inmadurez, ante una selección que con evidente respeto, no demostró más aptitud, ni antes, ni durante, ni después de ese 7 de octubre, cuando la Vinotinto caía eliminada frente a los Emiratos Árabes Unidos.
             El sensacionalismo nos invade a muchos de vez en cuando, sobre todo después de las gestas memorables. Sucumbimos luego ante la realidad de un fútbol carente de solidas estructuras, donde nuestra nacionalidad aún se cotiza muy por debajo que la de argentinos, brasileños y uruguayos. ¿Dónde está esa esperanzadora generación sub20? De esos equipos juveniles siempre acaban destacando 5 o 6, el tema es que la mayoría probó, trató y falló. Claro, ahora se están relanzando, recordemos que nuestros jugadores “tardan en madurar”. Los euro-venezolano son convocados, las eliminatorias y el mundial de Brasil 2014 iban a ser los de nuestra abanderada sub20. Cantos de sirenas, falsos tentadores, al final puede que este venidero periodo mundialista no gradué en la selección a los Sema Velásquez, Carlos Salazar, Rafa Acosta, Peña, Fernández y Del Valle, sino a los Tuñez, Felscsher, Julio Álvarez y Mario Rondón. Mientras la figura de Amorebieta se regocija y sonríe. Puede venir cuando le convenga, total, las barajitas de relevo no están listas y su cromo parece prolijamente más elaborado, fue impreso en oficinas europeas.
Lisbm. Lizandro Samuel.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario