“Cuando
el río suena, es porque piedras lleva”, y si bien el agua a veces va
contaminada, generalmente hay un trasfondo que respalde la latitud de rumores
crecientes.
Como
una estruendosa bomba atómica, estalló la noticia el día de ayer en las
diferentes redes sociales y medios de comunicación, y dejando de lado las numerosas
especulaciones surgidas de los confines más remotos y oscuros del periodismo
nacional, la movida no me resulta peculiar en un fútbol tan carente de “proyectos”
como el nuestro.
Me
cuesta entender a esos personajes encorbatados, siempre con camisa manga larga,
pantalón de vestir y zapatos negros de suela. Como leí en un tweet de Daniel
Chapela: “Me gustaría ver a un dirigente poner la renuncia por mala gestión”,
utopía.
Se
está claro que cuando se apuesta por un técnico, este debe traer un proyecto,
una idea y generalmente una idiosincrasia que lo caracteriza, es parte del dirigente
una vez aceptada la idea, darle el mayor respaldo posible a la misma. Ávidos de
resultados en una caja de pandora llamada fútbol, es probable (Nunca la
sabremos, pero repito, es los más probable) que en un par de meses la idea que
trataba de implantar el cuerpo técnico empezará a plasmarse en el terreno de
juego, poco tiempo más para que se tradujera en resultados, llegar a un estilo y consolidar una escuela, en un
club económicamente estable como para pensar a largo plazo.
Pero
la voz del despido no se hizo esperar. Ruidos de inconformidad se acrecentaron
en la plaza auri-negra, de entorno, como dirían algunos, “complicado”. Y el
yugo de la especulación empieza a emerger desde lo profundo del océano negro y
amarillo, con un oleaje estruendosamente alusivo a problemas internos y de
vestuario… Solo los protagonistas pueden dar veracidad o falsedad al tema,
igualmente, en más de un vestuario de equipo puntero hay “problemas” y en más
de uno que este peleando el descenso “hay mucha unión”.
Y
se populariza la frase: “a veces el mayor de los fracasos es querer acelerar el
éxito”. Reciban entonces un fuerte y cordial abrazo por parte “del fracaso”, la
mayoría de los dirigentes de este país. Las ideas toman tiempo para carburar, y
a menos que haya habido una acción totalmente disímil de lo prometido por José
de Jesús “Chuy” Vera, para con los dirigentes del Táchira, no hay razón evidente
para un despido… Si no estaban de acuerdo con la idea, ni con los plazos para
consolidarla ¿Para qué invirtieron en ella? Incoherencia.
Típico
de estos casos, ahora un relámpago de nombres y hombres caerá sobre el suelo de
San Cristóbal. ¿El perfil? Solo lo han, o deberían, de tener claro los
encargados de tomar esa decisión… “Se busca técnico ganador o de resultados”,
que no crucifiquen al gran técnico merideño ya ex-Táchira con semejantes
mentiras. Todo técnico busca ganar. Jugar bien es una abstracción sin juicio
por pintar diferentes conceptos en la cabeza de los escuchas. Lo variante de un
técnico son los caminos, por ende, si los dueños y afición del Táchira, o de
cualquier club del mundo, está buscando contratar un técnico “ganador” o que
garantice la victoria como eje fundamental de su proyecto, pues seguirán
haciendo volar la moneda, “cara o cruz” en este caja de pandoras llamada
fútbol; hoy fue cara para el “Chuy” que seguro seguirá creciendo, y
posiblemente fue “cruz” para el Deportivo Táchira, victima otra vez (Puede que
esto sea un juicio) de no saber lo que quiere y de decisiones tan incoherentes
como las abstracciones en el fútbol.
Lisbm. Lizandro Samuel.
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