lunes, 23 de septiembre de 2013

Una noche exquisita

En Puerto Ordaz es muy fácil toparse con algún vecino, principalmente por la popularidad de ciertos lugares altamente frecuentados por casi todos los habitantes de la calurosa ciudad; tal es el caso del Centro Comercial Orinokia en el cual el Cines Unidos es un lugar donde puede resultar casi imposible no ver algún rostro conocido. Quizá, por eso mismo, los jugadores de Mineros se encuentran, balón de por medio, con mucha facilidad.
             
Edgar Jiménez nació en Puerto Ordaz hace 29 años y seguramente, como casi todos los habitantes de la ciudad, soñaba en negri-azul; pero el fútbol no entiende de ilusiones, por eso a muy temprana edad le dio la oportunidad de vestirse de rojo; fue un salto importante: de Puerto Ordaz a Caracas. El niño debía soltar la teta.
                
En la Capital es otra cosa: entre la marejada de gente, la cual continuamente transita de un lado a otro, resulta más complicado toparse con algún conocido o figura pública; de hecho, estas últimas a veces pasan con la indiferencia de la ajetreada rutina. A lo mejor por eso, al otrora capitán del Caracas, también se le hizo muy atractivo retornar a su ciudad natal, en dónde los ídolos son ídolos hasta en la calle.
                
La noche estaba húmeda, el clima no admitía sorpresas, Mineros tampoco: el once escogido por el profesor Richard Páez sería el trabajado en las sesiones previas. En frente, el amarillo y rojo del DANZ resaltaba con la intensidad del sol ya ido a dormir, mientras el “10” de Evelio Hernández, la cinta de capitán de Juan Fuenmayor y la altura de Oscar Briceño, resaltaban en el once visitante tal como lo hace la caricaturista Alsacia Plaz en la ciudad oriental o en Orinokia. Azúcar y sal es la popular obra de la joven chica. Azúcar, sal, pimienta y otros condimentos, a su justa medida, empezaría a emplear Edgar en sus pases tras el pitazo inicial e ir, tal como a lo largo de su carrera, de mucho menos a mucho más.
                
En el modelo de juego de Richard Páez resulta muy grato ver a Edgar involucrarse en la salida de balón, es grato pues se escoge un jugador con un mapa mental muy amplio para dar el primer pase; y hay más, durante los saques de meta, ver los intentos posicionales de ejecutar la salida Lavolpina, con Edgar entre los centrales, ayuda a comprobar que Mineros es un equipo muy contracultural en nuestro fútbol: le gusta el balón y le da su merecida importancia en los entrenamientos.
                
Pero el Anzoátegui es un alumno aplicado quien siempre investiga a sus rivales: con una presión alta fastidian los movimientos del Lobito y de Ricardo David –o Riky, como le dicen sus compañeros– y desnuda los fallos de Athony Matos; es entonces cuando el Exquisito Edgar Jiménez empieza a alzar la voz mientras gesticula constantemente dando órdenes. Recuerda al Pájaro Vera, junto a quien tuvo que madurar para poder convertirse en su escudero en aquel lejano Caracas.
                
Oscar Briseño insiste, el Anzoátegui hace un buen primer tiempo; el Exquisito –así se dirigen a él sus compañeros– deja pinceladas de su talento, pero hoy su fútbol es mucho más que pinceladas; por ende, ya en los minutos finales de la primera parte empezó a darle mayor fluidez al juego local. Al segundo tiempo entra con cierta bronca encima (¿Será por el resultado?) y con una madurez incluso mayor a la cual mostraba ya luego de hacerse con la cinta de capitán del Caracas, comienza a ser el director de una orquesta la cual suena cada vez más armónica en el imponente CT Cachamay. Athony Matos abandona el campo por Eder Hernández, y desde la tribuna da la sensación de que el Exquisito –quien parece pedir extremos o, al menos, laterales más ofensivos para darle la merecida amplitud a su fútbol– será cada vez más exquisito.
                
Tras el primer gol de Lobito Guerra, Mineros seguiría creciendo en la cancha. Tacos, triangulaciones, cambios de frente y muchos toques de primera, adornaban el repertorio del “8” minerista. En una de esas, tal como alguna vez habrá pasado en el Caracas, así fuese en los entrenamientos (En el Cocodrilo Sport Park eran famosos los lujos técnicos de Edgar Jiménez), el Lobito –quien ya de “ito” no tiene nada– marca una diagonal sólo vista por el único quien puede ver esa clase de pases: el Exquisito. Exquisito pase. Exquisito gol. Edgar voltea a la tribuna, sonríe, agradece al cielo; el Lobo lo busca, lo señala, lo abraza; los meritos quedan en su lugar.
                
Los minutos finales muestran a Mineros manejando el balón, generan un par de ocasiones. El Anzoátegui se diluye, Evelio se extravió algunos minutos y ninguna de las numerosas vías de Puerto Ordaz lo llevó de retorno al partido. Todo termina, la grada ya había empezado a irse tras ver el tiempo de descuento. El Exquisito, en su afán de pasar algo más que balones, se acerca a Andrés Rouga para entregarle un abrazo. El grupo de jugadores a su alrededor crece. Fue una bonita noche, la cual realza lo innegable del paso del tiempo: la madurez se vio en piernas del mediocampista central, dejando en el recuerdo a ese jugador, a veces con quilos de más, negado a correr o dueño de tantas intermitencias. Edgar maduró en el Caracas, se hizo hombre; en Puerto Ordaz seguramente están y disfrutaran del punto más álgido de su carrera. Su presunción dentro de camerinos, a modo de chiste, es famosa entre las 10 o 12 horas en autobús que separan a las ciudades de los dos clubes en los cuales ha jugado. Su fútbol presume de tener el nivel suficiente para convertirlo en un jugador importante en la selección.

5 comentarios:

  1. Este es uno de los misterios de la vida... Jiménez siempre parecio mas jugador de seleccion que muchos de los que llegaron a jugar en esta Eliminatoria; y Edgar nunca se uso; creo que fue convocado solo una vez; se lesiono y no pudo ir. Pero en otros juegos donde se pudo usar alguien como el; me imagino que no cuadraba en el esquema o la forma como el DT los queria poner a jugar (misterios que nunca se responderan).

    Pero el tema es Edgar; si alegra su desempeño; como a ido mejorando. Ojala que pueda seguir asi; y otros jugadores sigan su ejemplo.

    luis

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    1. Anda muy bien, he sido testigo de su evolución. Tiene mucho talento, ojalá sea tomado en cuenta para la selección.

      Un saludo, Luis. Gracias por la cosntancia.

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  2. Tu relato comienza con el Edgar que aprendió del mejor mediocampista nato que en mi concepto ha tenido el fútbol venezolano: el pájaro Vera. Sin duda alguna este maravilloso jugador supo imprimir, tanto al Caracas FC -que llegó al punto máximo de la mano de Chita en las campañas 2008 y 2009- como a la selección nacional dos elementos que sólo los elegidos pueden dotar: orden y pausa. Tanto en el rojo de San Vicente como en la vinotinto del Dr. Richard, era él quien manejaba por completo los tiempos del equipo, y se sabía de antemano que lo que hicieran estos equipos dependería del estado del pájaro. Es una de las figuras que con el paso del tiempo se reconocerán como de las mayores aportaciones en la evolución del fútbol criollo.
    Ahora vamos con el exquisito, suerte de versión 2.0 de Luis Vera, porque vaya que tuvo de quién aprender allá en el Cocodrilos Park durante tantos años. Lamentablemente mi lejanía geográfica actual no me permite ver los partidos locales con la frecuencia que acostumbraba -una de las cosas que más extraño de Caracas es el Ávila de fondo todos los domingos mientras hinchábamos por el Rojo- pero me he documentado bastante para atestiguar que el Exquisito está hoy en su mejor momento. Este juegazo que hoy narras, Lizandro, es una de las cotas que Edgar debe terminar de regularizar en su bitácora diaria, para -en un nuevo ciclo- tomar un testigo que seguramente quedará pendiente de relevo al término de las próximas 48 horas, cuando Juancho Arango, leyenda viva del deporte nacional, haya culminado su glorioso ciclo con la vinotinto. Es Edgar Jiménez el llamado a ocuparlo, y tal vez él lo sabe en silencio, en la calma de su ser ya curtido, maduro, paciente, y para ello se prepara día a día en la Guayana de sus amores.
    Esperaremos, pues que sea tomado en cuenta. Su fútbol lo merece, y su constancia también.

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    1. Bueno, no creo que sea el sustituto para Juan principalmente porque dos Juan Arango no habrá nunca; luego, conviene decir que desempeñan posiciones diferentes. El tema de Edgar con la selección ha sido curioso, no se ha tenido mucho en cuenta; creo que una de las razones es el modelo de juego usado por el cuerpo técnico actual. Edgar, en ese modelo, quizá no tenga mucha cabida. El tiempo dirá.

      Saludos.

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    2. Sí, sí, por supuesto. Pero la acotación de Juancho la hago en un sentido más de liderazgo que de posicionamiento dentro del campo. Saludos!

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