jueves, 19 de mayo de 2011

La nota triste.


            Mientras aún suena la dulce melodía de la victoria para unos, la pasible música de la derrota con las botas puestas paras otros, y la intensa y apasionante pieza de suspenso ante la venidera final; existe un leve (Porque así se quiere) fondo de violines, tan tranquilos como melancólicos, que se enfundan y se conjugan en la sinfonía del fútbol venezolano temporada 2010/11. Unos violines que por ahí parecieran desentonar con los demás instrumentos, pero que al escucharlos bien, me doy cuenta de que encajan a la perfección con la realidad vivida, siendo los mismos, consecuencia directa, obvio resultado además, de una conjunción de elementos e instrumentos previos. Sí, es la nota triste de nuestro balompié, esa que sigue sonando con el paso de los años, y que a veces, en vez de hacerla salir del auditorio, se prefiere tratar de opacar con la vehemencia de otras notas más agradables y placidas, mas para pesar de muchos, y el mío en particular, esa engorrosa nota sigue sonando.
            Y de fondo se sigue escuchando el violín de la violencia, que muchas veces se quiere minimizar, pero que pareciera ser que suena con mayor fuerza cada vez. Un crecimiento en afición es evidente, canticos y maneras traídas, algunas, del sur del continente, problemas, varios, los que parecieran también querer imitar de otras sonadas barras bravas. Claro, soluciones algunas, efectivas han sido, otras no tanto, mas el hecho de que siguán apareciendo y reiterándose estos ultrajantes actos (Para el fútbol, deporte, y país), me da a pensar, que no han dado con la forma de sacar al violinista del auditorio, tan solo tratan de disminuirlo, pero ojo, que este es capaz de agrandarse en cualquier momento, y esperemos que no, pero cuidado y si en un futuro no se le antoja ser el músico principal.
            Y si hablamos de músicos principales, otro hay que nombrar, sí, es que protagonismo ha querido tomar, me refiero a la “policía”, para bien o para mal, al primer plano ha querido llegar. Se ausenta en diferentes partidos, violentos ataques ejecutaron en el Olímpico. Pobres aficionados los del Caracas, que una paliza recibieron por sus espaldas… Y es que en el último tramo del torneo mucho se habló de ellos, entre esos inhumanos actos violentos, e incomparecencias e insuficiencias posteriores, la policía (Y mis disculpas por generalizar) al primer plano, ha sabido pasar.
            Aunque sin lugar a dudas la nota quizás más triste de la sinfonía, la siguen tocando los dirigentes, los que no están preparados, los que malogran a los equipos, aquellos que de proyectos conocen poco, y de hacer sufrir a jugadores, cuerpo técnico y aficionados pueden escribir un libro. Atlético Venezuela y Caroní dieron una verdadera cátedra desde los despachos esta temporada, la forma más clara y evidente de COMO NO SE DEBEN HACER LAS COSAS. El camino al crecimiento está en hacer todo lo contrario a lo que los dirigentes de estos equipos hicieron. ¡Vamos! ¿Quieren tocar una melodía más agradable?, saben a donde tienen que ir a preguntar que no hacer, seguro mucho van a aprender.
            ¡Ah! Y si alzamos la vista al final del salón, vemos en el escenario, al músico más viejo de toda la banda, tan añejo como lamentable, de figura decrepita pero constante, se muestra con su suave e implacable melodía, ese que personifica todos, y cada uno, de los maltratados terrenos de juego sobre los que hacen jugar a nuestro jugadores de elite. Ese que se encarga también de tocar la nota de la falta de infraestructura. Ese viejito que da la sensación que entre los músicos más tristes de la orquestas, es el único que nadie o muy pocos, parecieran estar decididos a sacar. Decrepito y añejo, problema, triste e insuficiente, así se muestra la ausencia de infraestructura y el deterioro de la poca que hay. ¡Qué viejo tan fastidioso, aquel que nadie ha podido, ni querido decididamente, sacar del musical!
            Discúlpenme, mis más sinceras disculpas, hasta a mí se me escapo una lagrima. ¡Es que no puedo ignorar esa música de fondo!, y que mejor momento para recordarla, que ahora, que suenan dulces melodías de apasionante final de campeonato, ahora, que se avecina una, seguramente, muy disputa final, y un impronosticable octogonal, hoy, me he querido acordar, de la nota triste de nuestro balompié, y preguntarme además, ¿Cuándo dejaremos de hacerla sonar?
Lisbm. Lizandro Samuel.

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