domingo, 3 de julio de 2011

Un punto de oro.

                Partidazo. Gran partido jugó nuestra Vinotinto, y como resultado  un merecido empate frente a los pentacampeones del mundo, ojo, solo merecido por la escasez de producción de ocasiones de gol, dado que incluso, por pasajes del segundo tiempo nuestra Vinotinto llegó a generar un poco más de volumen de juego en ofensiva.
                En general todos los jugadores nacionales realizaron un gran encuentro, tácticamente el partido fue bien manejado, físicamente todos estuvieron a la altura, psicológicamente nos lo creímos.
                La alineación y formación inicial me generaban dudas, menos mal que lo planteado por Farías resulto altamente efectivo. Los dos puntas fueron sinónimo de querer ganar el cotejo, ambos presionaban a los centrales brasileños entorpeciendo a su vez la salida de balón, el tema es que esto provocaba cierto alargamiento del equipo, dejando por consecuencia algunos espacios en zona media, provocando peligrosos manos a manos entre el tridente canarinho y la defensa venezolana, de los cuales más de uno a cabo con suspiros de alivio dentro del área chica.
                Al descanso Brasil pudo haberse ido con el 1-0 a favor, pero un gran Renny Vega (Que calló muchas bocas el día de hoy) y las fortuitas y salvadoras intervenciones de algún defensor nacional lo impidieron. Ya en el segundo tiempo los dirigidos por Mano Menezes no encontraban la forma de hacer valer su fútbol, se ralentizaron sus acciones, se entorpecio su traslado, ya no hubo desmarque, el uno contra uno fallo… soltaron a Dani Alves en ofensiva dejando innumerables huecos en defensiva y ante tal predictibilidad por algunos pasajes nuestra Vinotinto fue más.
                Alexander Pato nunca sintió la posición de “9”, se perdía por momentos limitando sus cualidades futbolísticas a una posición en la que jamás encontró la forma de desenvolverse con comodidad. Rincón, el mejor del partido a mi parecer, dio un despliegue físico impresionante, dando además salida al equipo, temple y pausa. El del Hamburgo es hoy por hoy el mejor jugador que tiene a disposición el seleccionador nacional, y este junto a Lucena encerraron a las aves Pato y Ganso en un corral del que en muy pocos momentos pudieron escaparse.
                Cesar González recordó porque le dicen “Maestrico”, dio clases se sacrificio, voluntad, inteligencia táctica, e inteligencia ofensiva a la hora de manejar la pelota, muy buen partido de uno que venía apagado desde hace rato. Mientras que por su parte Renny Vega dijo presente, de excelente partido, uno de los mejores de la cancha, demostrando que su titularidad no debe estar en tela de juicio (Aunque parece que la competencia, al menos mediática, le vino bien).
                Mucha paridad en un partido de mucha garra, en el cual por fin puedo decir que al menos el 70% de lo que se quería plasmar en el campo se logró, para el detalle quedan la falta de ocasiones de gol y los sustos iniciales que nos hicieron pasar los brasileños de la mano de un Neymar que como todo su equipo fue de más a menos; mientras que a nuestra Vinotinto hasta los cambios le salieron bien, sin desentonar, llegando inclusive a sumar.
Por contra cara, Mano Menezes ninguna solución encontró en el banquillo, cuando metió un verdadero “9” como Fred el problema estuvo en que la esférica no llegaba a zona3, y para cuando trato de corregir esto su equipo se encontraba demasiado desorganizado y escaso de ideas (Punto a favor de Tomas “El Grande”), solo llegando a causar peligro en los minutos finales del partido, típica situación emocional Vinotinto de ansiada al darse cuenta de lo que estaban consiguiendo.
La realidad es que se dieron muestras de que con una correcta preparación las cosas pueden salir bien, y resalto que más allá de aplaudir lo bien que se trabajó previamente a esta selección, está claro que esto debería ser rutina de cualquier combinado en nuestro balompié.
Desde el clima psicológico popular era como si nadie (Ni siquiera desde medios internacionales) dudara de un resultado positivo para la Vinotinto, siendo muchos los que apostaban a “sorpresa”. Personalmente puedo decir que estoy satisfecho, ya que dejando de lado los conceptos que suelo manejar de “intención”, “formas”, “maneras” y “matices”, me alegra haber visto una selección nacional que gano trabajando, mas  no sufriendo, no fue una obra de la casualidad este empate sino de la causalidad, se jugó bien, como se quería, y como se debía, se propuso el partido de la manera más conveniente, y con la madurez emocional de cada jugador las cosas salieron adelante, ahora solo queda rectificar este punto frente a ecuatorianos y paraguayos. ¡Vamos Vinotinto, hoy por hoy, todos nuestros rivales juegan contra 30.000millones de venezolanos! Y parafraseando una popular frase, ahora siempre caminarán acompañados.
Lisbm, Lizandro Samuel.
                

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