La
caída de agua es un ruido mayormente relajante. Mientras más cerca estés de la
cascada más fuerte y profundo es el sonido, más fría es el agua, con mayor
potencia cae la misma. Viaja el río por un sinfín de obstáculos, con agua clara
de inicio, cristalina y brillante, transparente, limpia y pura. Quizás en el
camino se ensucie un poco, o demasiado, ¿Quién sabe? Todo depende por donde
pase.
Baja
obstáculos, choca con firmes piedras, duras, un poco babosas, algunas adornadas
por el verdoso musgo… Y se escucha, se escucha con variaciones de tonalidades,
es el agua recorriendo su camino, chocando, acompañando el canto de algún
pajarito. Ese es su trayecto, casi siempre relajante; hoy me sirve de eufemismo,
para tratar lo estresante.
De
la misma forma como nace una cascada, leí un tweet al termino del Venezuela 0-1
Argentina. No le di gran importancia, una opinión, ignoro que pretendía
expresar, nunca lo sabré a menos que le pregunte a su autor, después de todo
resulta biológicamente imposible leer la mente de las personas, ni siquiera
desde el lenguaje gestual se puede conocer a ciencia cierta lo que él otro
piensa.
Con
la misma sutileza con la que el río empieza su larga andadura, empezó a regarse
el comentario en twiitter… “¡Hey! Nos estamos desviando del análisis del
partido” pensé.
¿Quién
podría imaginar que en esta sociedad tan consumista de abstracciones,
irrealidades, tan sensacionalista y exitista podría llegar a causar tanto eco
un comentario? (?) “Cichero cambiando de camiseta con Messi… sin comentarios”
Made in Carolina Padrón…
¿Y?
pensé al momento, H2O aún era cristalino, el ruido aún no ensordecedor. ¡Y
plas! Empezó el choque con las babosas piedras, empezaron a cantar los
pajaritos. “¿Y cuál es el problema…?” “¿No le veo lo malo…?” Bla bla bla, x, x,
x… Sin fin de comentarios en contra de un tweet que a día de hoy no ha tenido
gran ilustración.
Lo advirtió Ignacio Benedetti, vía twitter “No
caigan en comentar sobre un intercambio de camisetas, eso contribuye a la
ignorancia” (No recuerdo la exactitud de palabras). En horas, lo comentado por
la reconocida periodista, era TT.
¡Listo!
Desemboco el río en el mar. El agua dulce se mezcló con la salada. Ahora el
ruido era de embarcaciones contaminantes. Dejaron caer desechos tóxicos. Olor
desagradable. El ahora ruido de las olas, se volvía sonoro, destructor, opioso.
El propio Gabriel Cichero contesto el Tweet.
“Tu comentario es de ignorante
si quieres opinar, opina sobre la selección no sobre lo que yo hago con mi
camiseta” “Yo doy el máximo y sudo mi camiseta como tengo que hacerlo, no hablo ni
comento solo doy la vida por ella, RESPETA y APRENDE” “Yo no opino sobre lo que
haces en tu trabajo, te respeto y admiro lo que has logrado.. espero el mismo
trato de tu parte!!!”
¿Alguien
sabe que quiso decir Carolina (Y si me llegas a leer disculpa que te tuteé) con
su comentario?... Volvemos a ser niños, retornamos a la infancia, solo que
ahora no con inocencia sino viciados por la grismente humeante pipa amarillista.
¡Díganme que saldrá en la lotería mañana!
Genera
un placer inmenso para nuestra especie el dárnosla de superhéroes. Reencarnamos
en el personaje de un colorido o sombrío comic, creyendo escuchar con asombrosa
claridad las palabras de los pensamientos ajenos. Desafiamos a la biología y a
la ciencia comprobada. Cuesta preguntar, asumimos y generamos algo de donde a lo
mejor no hay nada.
A
todas estas, mientras el oscurecido oleaje del agua se escuchaba ya en otros
confines del planeta recónditos al interés de sus civilizados, llegué a leer
cada vez menos comentarios sobre un partido, que seguramente dejó mucho más
para el análisis que a dos futbolistas intercambiando camisetas, o a alguien
comentando el asunto.
En
esta sociedad cada vez llegamos al tope de nuestra adicción. Un leve inicio con
el amargo alcohol, llevó a probar la marihuana… cerca estamos de la heroína
informativa.
Ávidos,
encantados de destruir sus cada vez más escasas distinciones; de esconder y
quemar sus cada vez más deshechas neuronas. Un creciente grupo de individuos
toman lo primero que les da el mercado. Periodistas y hasta protagonistas,
llegan comúnmente a lo que se denomina “vender humo”. Venden abstracciones.
Se
dificulta cada vez más escuchar hablar de fútbol. El tema es que cual adictos,
ya gran parte de individuos esperan cualquier olor o visualización de
estupefactos para empezar a consumir, o peor aún, a traficar. Obtienen materia
prima de personajes que dominan este deporte más por lo hacen fuera del campo,
que lo que hacen dentro del mismo.
Loritos
de diversos colores. Voz escandalosa y atorrante. No saben comunicarse con
humanos, solo repiten. Palabras de cualquier comentarista medianamente
reconocido, son reproducidas y asumidas como verdad por sus adeptos. Lo he
dicho antes: Lástima que haya tantos que vendan tantas abstracciones.
Y todo se agranda, cuando el 90% de la población experimenta deficiencias elementales
para comunicarse. La mujer pelea con su jefa en el trabajo, no le da chance de
cocinar la cena prometida, mal humor evidente. El esposo, perdió su billetera,
lo amenazaron con despedirlo, se fue a las manos con su mejor amigo. Disgusto.
No se hablan en la cena. La mujer cree que se debe a que ella no cocino lo acordado,
termina asumiendo que su marido es insensible ¿Cómo no la va a comprender?, es
un machista estúpido, ¿A caso solo importa lo que él pueda comer? El esposo,
despistado, hace memoria; encuentra respuesta, hace meses que no le compra las
amarillas flores que le encantan a su conyugue. Ese es el motivo. ¡Avara!
¡Irracional!, si está pasando un duro revés económico, ¡A las mujeres solo le
importa el dinero!... Resultado final: Divorcio.
¿Por
qué asumimos intenciones, motivos, causas o emociones? ¿Por se habla cada vez
menos de fútbol y se discute que si Messi canta el himno? Llegan puntos en que
la calidad del jugador es su imagen de mercadotecnia. Se descarga la ira
vivenciada internamente, en un deporte, que es tan solo un juego. Se odian
personajes que no conocen, cuando lo que realmente no comparten es sus
cualidades futbolísticas. Se pega, como si el jugador no tuviese familia. Se
invaden espacios y se trasladan todas las penas sociales al fútbol, a un
deporte que se ahoga cada vez más en un mar de vicios ajenos a lo deportivo. Lo
he pedido antes: hablemos de fútbol. He llegado a entender cada vez más la
frase de Xavi Hernández: “Históricamente a muchos les gusta el fútbol, pero
pocos lo entienden”. No es tema de que todos sean especialistas, es cosa de abolir
las ganas de joder.
Lisbm. Lizandro Samuel.
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