martes, 17 de septiembre de 2013

Hasta el final

Los goles uruguayos a Colombia dolieron más al hincha venezolano que todos cuantos le han marcado directamente los charrúas a Venezuela. Era 10 de septiembre, y el peso de la culpa recaía sobre el color vinotinto; total, fueron ellos quienes meses atrás revivieron a un Uruguay herido de muerte.

El estadio de Puerto La Cruz se merecía una crucifixión mayor a la que le aplicaron a Cachamay cuando, meses atrás, fue testigo de la resurrección de Lázaro, perdón, de Uruguay; pues aquel día el estadio enmudeció gracias a un zurdazo de Cavani; para la ocasión ni siquiera se colmaron los asientos de un recinto con olor a desesperanza: el venezolano es así, no conforme con aupar sólo en la victoria, su falta de aplomo en la adversidad lo desnuda en su cobardía.

Pero quienes seguían y seguirán aleccionando al país son los jugadores: comprometidos hasta el final, aún sin contar con antídotos para los males colectivos, saltaron a la cancha galanteando sus tacos recién pulidos con fe. Yohandry Orozco iba a la cabeza, un negrito jugador de barrio quien a punta de talento y confianza llegó a conocer las bancas –que no las canchas– del viejo continente. Cuando Yohandry regresó a Venezuela, al menos al verlo correr, se le adivinaba las mismas ganas, o incluso más, las cuales tenía antes de subirse al avión rumbo al Wolfburgo.

Yohandry es así: ingenuo u optimista; arrogante o consciente de sus capacidades. Da igual. El asunto es que siempre cree en las posibilidades de lograr el objetivo, y con su impasible dinámica contagió al resto de sus compañeros. Once corazones vinotinto latiendo al ritmo de la fe, bajo el grito fiel no sólo de unos pocos hinchas quienes se negaron a desperdiciar su boleto, sino también al de las matemáticas.

Perú fue casi un actor de reparto. En frente, todos bailaron al mismo son, con un sabor más propio al de su tierra que al que tanto ha querido imponer el profesor Cesar Farías, quien para no desvariar en sus formas se dedicó, en la conferencia de prensa postpartido, a hablar de todo menos de fútbol.

Con la fe de Yohandry y el pundonor de Salo, aunados luego a las ganas de Otero, los dos goles peruanos si acaso lograron causar más escozor que miedo. La celebración de los tres goles –el grito de Salo, la sonrisa de Maestrico y la felicidad desbordante de Otero– hicieron parecer que el Mundial estaba cerca. Mentira. ¿Pero cómo objetar tanta alegría en quienes han dejado pedazos de su piel en cada estadio en el cual han jugado usando la camiseta del color más insigne de los venezolanos?, un color extraño, cuya propiedad más representativa es la de tender puentes de unión en una sociedad resquebrajada. Con o sin cupo al Mundial, el mayor éxito de este equipo es servir de ejemplo para todo el país.

6 comentarios:

  1. Son un gran Ejemplo para mi y se que lucharon, en este momentos son mis ídolos. No importa caerse lo importante es levantarse aprender y seguir adelante las oportunidades seguirán viniendo.

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  2. Como siempre buen articulo Lizandro...
    Lo han hecho muy bien; dadas todas las circunstancias. Se tiene que hacer una reflexion profunda; que se analice y se siga con lo bueno; y se mejore lo que fue deficiente. Y la reflexion la tienen que hacer desde los dirigentes hasta el DT. Se hicieron muchas cosas buenas; o mejor dicho se mejoraron muchas cosas.
    El ultimo juego si bien no seria perfecto; jugaron como "sin presion"; si buscar el perfecto esquema (Lizandro no me hales las orejas por esto), estaban como mas sueltos mas alegres...
    Esperemos que el ultimo juego lo terminen con una sonrisa; con la misma alegria que jugaron con Peru. Razones sobran para estar orgullosos de esos muchachos...
    Lo malo es que no me imagino la rueda de prensa al final del proximo juego contra Paraguay... Ouchhhh...
    gracias;
    Luis

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    1. Je! Siempre agradecido por tus comentarios, Luis. Un saludo.

      PD: ¿qué puedo decir?, la conferencia de prensa tras el juego contra Paraguay seguro dará mucho de que hablar.

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  3. El Sr. Juan Arango lo dijo sinceramente: "está muy dificil clasificar" el mismo aclaró que no haberle ganado a Bolivia y no haber empatado en casa a Chile pesó demasiado. a estas alturas es mucho lo que se piensa que se pudo haber hecho, pero son sólo utopias y anhelos a destiempo. Los jugadores están por encima del Cuerpo técnico, el cual no es perfecto pero si muy terco, la soberbia nació con Adán y Eva y todos la llevamos como marca de fábrica. Que triste, tantos recursos y publicidad a LA VINOTINTO, pero al mundial del 2014 le faltara nuestra bandera, organización, coherencia y pundonor faltó en la dirigencia, más fé y constancia le faltó a los jugadores, les abandonó el caracter en casos puntuales y entre detalles quedamos, si, otra vez, cerca pero afuera. aún un hilo invisible de esperanza nos cobija pero su fragilidad es un riesgo inminente. no es justo que estemos dependiendo de otros resultados por la soberbia de jugar en vez de gestionar, de liberarse en cancha en vez de ir con bozal y freno. sólo en momentos críticos se soltó la manada, sólo en el borde del abismo se cambió el rumbo, de resto se jugó a no perder y los objetivos no se lograron

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    1. Hay un fondo muy interesante en tu comentario y de cierta forma lo comparto. La reflexión es el camino, Sergio; pero el futuro se vislumbra oscuro, ¿habrá realmente reflexión desde el seno de la FVF y del cuerpo técnico actual? Esperemos lo mejor.

      Un saludo.

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